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E20 Abandonar la ciudad, tomarse un sabático y mucho más con Lola Gamboa

Updated: Nov 7, 2023


Lista de vocabulario (leer antes de escuchar el episodio):



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Episodio 20: Abandonar la ciudad, tomarse un sabático y mucho más, con Lola Gamboa.


¿Cómo va todo, estudiante? Te doy la bienvenida a un nuevo episodio de podcast de avanzado, de nivel avanzado, de Spanish Language Coach. Quiero aclarar una cosa, porque en el último episodio una persona comentó que por qué hablábamos tan rápido, que por qué tan rápido, que no había necesidad. Y la verdad es que este es un poco el objetivo del podcast, no hablar rápido, sino que Miguel y yo en el último episodio, pues hablábamos a la velocidad normal a la que hablaríamos en una conversación. Y esa es la idea de este podcast, que los estudiantes de español puedan escuchar un podcast sin adaptar, es decir, donde no hay explicaciones ni de la gramática ni del vocabulario, a una velocidad absolutamente normal, que sí, a veces es muy rápida. Pero por eso también te ofrezco y de forma gratuita, los recursos que son la transcripción, que puedes obtener en la página web, las flascas de vocabulario y también muy importante, la guía de vocabulario, que esto no lo ofrezco en los otros podcasts que tengo de False Beginners y de Intermediate. Y en la guía de vocabulario vas a ver las palabras y las expresiones que luego escucharás en el episodio. Por eso siempre recomiendo que la leas antes de escuchar el episodio porque las vas a poder leer en un contexto diferente al del episodio y vas a entender el episodio mucho mejor. Y luego, además, si de verdad sientes que es demasiado rápido para ti, que la velocidad es demasiada rápida, siempre puedes en tu app de podcast reducir ligeramente la velocidad, no mucho, pero reducirla ligeramente e incluso escuchar el episodio después a la velocidad normal para aprender todavía más. Dicho esto, puedes obtener todos estos recursos gratuitos en la página web www.spanishlanguagecoach.com y te recuerdo que si es la primera vez que escuchas el podcast o ya lo llevas escuchando, pero no le has dado al botón de seguir, clica en el botón de seguir para no perderte ningún episodio. Y ahora te dejo con el episodio de hoy, con la charla de hoy. ¡Disfrútala! Hoy tengo conmigo en el podcast a Lola Gamboa, compañera y una de mis personas favoritas de Internet, porque no solo empodera a profes de idiomas, sino que también nos enseña lo que significa vivir en el campo. Ella dejó la ciudad hace años y vamos a hablar de eso, entre otras muchas cosas.


¿Qué tal Lola, cómo estás?


Pues muy bien. Feliz de estar contigo, que es un lujo, es un placer. La verdad que siempre siento muy buenas sensaciones contigo y me siento super honrada de estar en tu podcast.


¡Qué guay! Yo me siento exactamente igual. Es recíproco. Lola, yo estoy desde mi casa de Londres, desde un pisito pequeño. Tú estás en tu casa, en la montaña, en un pueblo de Málaga, imagino. ¿Por qué decidiste..? Cuéntame un poco cuál ha sido el transcurso de tu vida, si siempre has sido de campo o siempre eres de ciudad y decidiste hacer este cambio al la vida rural. Cuéntame un poco cómo se desarrollaron los acontecimientos.


Perfecto. Pues mira, para que te dé una idea, mi madre me dice que se llevó una sorpresa conmigo porque piensa que soy la más urbanita de todos sus hijos, de sus tres hijos, y que le ha sorprendido mucho que yo acabe en el campo, ¿no?. A mí no me sorprende tanto porque bueno, por un lado, desde pequeños nosotros hemos pasado nuestros veranos, hasta los veintitantos años míos, ¿no?. Hemos pasado siempre los veranos en familia, en una casa de campo que no tenía ni agua corriente ni luz. O sea, agua pues o bien de pozo o bien nos tenían que traer agua en tiempos de sequía y la luz, pues teníamos camping gas en su momento, luego un motor generador, tal. Todo esto te estoy hablando hace veintitantos años, vale, que no es que fuera normal. Vamos a ver, que los que escuchen el podcast no se piensen que esto es así en España. Pero es verdad que era una casa heredada de mis bisabuelos y que nunca se le había metido dinero, inversión, y que, bueno, pues mi abuela Lola, que se llamaba como yo, o yo como ella más bien, nos reunía allí, pues, a toda la familia y nos juntábamos pues eso, veintitantas, treintas personas durante más de dos semanas, unos veintitantos días a vivir básicamente sin televisión, leyendo, conversando, estando y tal. Esto ha sido mi infancia hasta los veintitantos años, adolescencia, etcétera, como he pasado todos mis veranos, ¿no?. Luego, cuando yo empecé a dar clases de inglés, yo estudié para ser abogado. De hecho fui abogado. Pero pronto me aburrí, vi que no me gustaba y entonces pues empecé a dar clases de inglés jurídico. Y entonces en Málaga, esto es donde yo daba las clases, aunque yo vivía en Madrid, iba a Málaga, impartía las clases, volvía, etcétera. Entonces, ya decidí venirme a Málaga y entonces mis padres tenían una casa en el pueblo, en Coín. Entonces pues, ¿cuál fue la solución fácil? Pues, irme a una casa que no me iba a costar dinero, que era la casa en el pueblo. Y a mí vivir en el pueblo me encantó. Me encantó. De hecho, en ese tiempo también abrí una tienda en otro pueblo, una tienda de artesanía. O sea, que yo ya había ido dando mis pasitos, que cuando dicen que soy la más urbanita de todos, pues bueno, es posible que tengan esa percepción, porque he sido una persona de salir mucho. Yo he estudiado mucho, he sido muy empollona durante la carrera, pero he salido mucho también. Y bueno, pues no sé, pues quizá venga de ahí esa imagen. Pero bueno, viví dos años en ese pueblo. Luego ya me mudé a Málaga con mi pareja de ese momento y tal. Y ya con mi pareja actual, pues él es corredor, es runner, él es irlandés. Y bueno, pues íbamos mucho a pueblos a visitar, a hacer competiciones, los fines de semana, él corre, compite. Y entonces, pues ya aprovechábamos, nos quedábamos los fines de semana y yo ahí tenía ya mucho la llamada de esto, esto a mí es lo que me apetece. También tengo que decir que el adoptar a mi perro antes de empezar a salir con Álex, el adoptar a mi perro también me dio ese pie de decir, necesito más naturaleza. Ya me hice, empecé a hacerme muy consciente de mi nivel de desconexión tan potente. Yo una persona, imagínate, viviendo en el centro de Málaga en ese momento, ya soltera, saliendo muchísimo. Pues, bebiendo, que no es que lo juzgue ni mucho menos, que me sigue gustando tomarme mi vinito. Pero yo me di cuenta de que estaba muy desconectada y mi perro creo que fue también parte de ese camino hacia empezar a preocuparme o ocuparme por otras cosas que no fueran yo misma y mi diversión, mi divertimiento superficial, digamos, a base de salir y tal. Y bueno, pues yo le planteé a Álex una vez ¿Qué piensas si estaría bien?, en vez de irnos tanto a los pueblos y tal, pues nosotros nuestra propia casa. Y Álex me dijo que ni hablar, que él era de pueblo de Irlanda y que él no volvía al campo y le dije: -pero vamos a ver, es que no tiene nada que ver el campo de Irlanda y el campo de España. Bueno, de aquí de Andalucía.


En Málaga, claro.


Con este cielo azul maravilloso. Yo no sé qué ocurrió porque yo no me lo estuve trabajando, ¿vale?. Que al final acabamos comprando esta casa en la que estamos super felices y donde nos mudamos definitivamente en el COVID. O sea, nosotros compramos en septiembre de 2019, llega el COVID. Y entonces claro, nosotros el viernes ese del lockdown, cogimos el coche para arriba, nos paramos en Lidl, hicimos compra y ya subimos. Nuestra idea no era quedarnos de manera estable, en ese momento íbamos y veníamos y tal, pero el COVID lo pasamos muy bien, la verdad, con muchísima libertad. Te puedes imaginar la diferencia de la mayor parte de la gente en España que tuvo que quedarse en piso sin poder salir. O sea, prácticamente solo podían salir los que tuvieran perro para pasear el perro y para poder hacer la compra. Y nosotros pues sin mascarillas ni nada y tal. Entonces lo vivimos con... Fue un regalo, la verdad, porque estuvimos aquí todos los días y eso fue una maravilla. Y yo siempre he sido un poco miedosa de quedarme sola en el campo, ¿sabes? Y sin embargo, aquí en mi casa, me di cuenta que sí me podía quedar, que no pasaba nada. Y de hecho, esto es una cosa muy curiosa, César, porque muchas de mis tías me dicen: Uy, qué valor tienes, pero qué valor tienes de quedarte allí sola. Y yo me quedo sola bastantes veces en la semana porque Alex tiene que trabajar en la ciudad. Entonces digo, pues mirá, la verdad que yo también estoy sorprendida porque ya he vivido la experiencia de quedarme sola en el campo y de verdad que me he jiñado. O sea, ese verbo les va a gustar mucho a los alumnos. Me he jiñado de miedos. Soy muy miedosa de cosas, no de que venga gente a robarme, no, no, de cosas así que no entiendo. No sé, no sé, de lo que no se puede explicar. Y sin embargo, en mi casa, pues me tuve que quedar una noche porque Ale se fue a correr y no volvió. El pobre se perdió. Por los caminos y ya se tuvo que quedar en Málaga. Y entonces, pues me tuve que quedar esa noche sola y me di cuenta que podía estar perfectamente. Luego él se fue de vacaciones a Irlanda una semana a ver a su madre y me quedé sola. Y ya dije, y ahí es donde yo tomé la decisión. Dije yo en septiembre no vuelvo a Málaga. Esto es el septiembre del COVID, o sea, el septiembre de 2020 dije: yo en septiembre no vuelvo a Málaga para estar tensa, para estar que voy con las mascarillas, tal. Yo no vuelvo. Y entonces pues ahí es como ya decidí que estar en mi casa definitivamente donde... Esta es mi base, ¿no? Ahora, este año, por ejemplo, bajo bastante a la ciudad porque si no, pues me supondría un aislamiento social al que no estoy dispuesta. Yo soy una persona muy sociable y... Internet no puede suplir ese aspecto que es esencial para el ser humano. Entonces, bajo tres días a la semana, estoy allí, me quedo a dormir, voy a yoga, voy a mis clases de restauración, que me encanta. Y esto, pues así ya ha sido un poco el periplo. Y la verdad que estamos los dos muy entregados a la causa del campo. Estamos muy, muy, muy enamorados de esto.


Se nota, se nota. Y al final, sí, efectivamente, puedes tener lo mejor de los dos mundos, ¿no?. Porque puedes bajar a la ciudad con bastante frecuencia y eso, no limitar tu vida social, porque al final las redes sociales también son muy importantes, ¿no?. A pesar de que por un tema laboral realmente no necesites trabajar con otros de forma física, la parte social y humana y de abrazarse y todo eso, pues sí que es necesario. Entonces, obviamente estáis muy contentos con la vida en el campo. Yo pensaba que llevabais más tiempo. Fíjate, no sabía que fue a partir de COVID. Y una de las cosas que me llamó la atención, me descubriste hace poco una palabra que es la cronodisfunción, que tú estás empezando o ya has empezado a anotar los beneficios después de casi tres años de vivir en el campo. Explícanos un poco qué es esto de la cronodisfunción.


Pues mira, o sea, cuando yo vivía en la ciudad siempre he sido muy nocturna. Me ha gustado mucho quedarme despierta hasta muy tarde y de hecho, digo, es que me daba hasta rabia, que me entraba sueño porque yo quería seguir viendo, pues una peli, una serie o lo que fuera. Luego eso también en mi época de soltera, que he salido un montón, he sido muy nocturna.


Sí, eras búho, no eras morning person, no eras mañanera.


Exactamente. Bueno, tampoco... También soy mañanera porque no... Me cuesta mucho dormir, como la gente que se duerme y aparece a las 1000, más tarde, no sé, yo me suelo despertar a las ocho y ya está. No soy muy tempranera tampoco, pero vamos. El caso es que en el campo, tío, yo empiezo a notar que yo a las ocho es que estoy para irme a la cama. Es que no puedo. Es que no. Es que tengo sueño. Entonces, bueno, como sigo a mucha gente de temas de medicinas alternativas, bueno... De cosas que me interesan a mí, pues ya empiezo a escuchar sobre el tema de los ritmos circadianos, que obviamente está muy potente ahora mismo, ¿no? Y de cómo no respetar los ritmos circadianos tiene un impacto en nuestra salud, etcétera. Pero vamos, yo ya te digo que inicialmente es que lo noto en mí. O sea, es que simplemente es que yo estoy aquí. Claro, aquí no tenemos apenas... Tenemos la luz de la lámpara, de las dos lámparas que ponemos en el salón o la lámpara de la cocina. Pero fuera de eso no hay ningún... No hay contaminación lumínica. Es que aquí no hay nada alrededor nuestro.


Claro.


Que por cierto, nosotros estamos a 20 kilómetros... No, 15 kilómetros de la ciudad. Vale, o sea que fíjate lo cerca que estamos y a la vez estamos en el Parque Natural de los Montes de Málaga, se llama así, ¿vale? Pertenece al municipio de Málaga, ¿vale? Y eso, estamos ahí, estamos en el preparque que se llama, ¿sabes? Entonces, lo que tú dices, estamos muy cerca de la ciudad con lo cual realmente son 30 minutos de bajada y estar en el centro, centro de la ciudad con media hora. Y a la vez, pues aquí que la gente cuando sube dice: pero ¿dónde te has ido tan lejos? Digo: ¿tan lejos? Si es que está al lado. Tú no has vivido en Madrid ni en ningún sitio donde te hayas tenido que desplazar en condiciones.


Totalmente. Hay ciudades dormitorios, dormitorio en grandes ciudades que probablemente estén más lejos que tú de Málaga ciudad, ¿no?


Sí, sí, es factible. Aquí lo que tienes que la carretera es de puerto de montaña, entonces pues, no es una carretera para hacer. O sea, es agradable de hacer porque es muy bonito, pero no es agradable hacer porque en el sentido de decir tengo una prisa y tengo que bajar a la ciudad corriendo, porque tienes que llevar una velocidad, porque no es una carretera para ir muy de prisa. Bueno, el caso es que ya te digo que eso yo lo empecé a notar y tal. Entonces, bueno, pues lo típico que ya empiezas a ver lo de las gafas estas de las bloqueadoras de luz azul y tal. Y no es que me haya informado en exceso al respecto, vale, pero sí gente a la que sigo, en la que confío, ¿no?. Bueno, pues tú eso... Empiezas a seguir a gente en la que empiezas a decir todo lo que cuentan me resulta coherente y digo: vamos a probar. Y entonces me compré pues nada hace una semana o dos unas gafas bloqueadoras de luz azul y oye, tengo que decir que es que de verdad, que es que yo me las pongo cuando empieza a anochecer y cuando ya tenemos que encender las luces, porque incluso las luces, aunque sean amarillas, dentro de nuestra casa tienen luz azul, ¿no?. Y pues que igual, pues es que hay un momento que es que digo: es que no puedo, o sea es que es como si los ojos me pesarán literalmente. Digo sí, es que no puedo y me tengo que ir a la cama, y creo que el sueño está siendo de más calidad. Curiosamente, el otro día le pregunté a mi padre, papá, vosotros de noche, cuando érais pequeños, ¿qué hacíais? ¿Cuál era la dinámica en una casa? Mi padre tiene 80 años. En un pueblo... O sea, ¿qué hacéis de noche? No teniaís televisión. Dice: -Bueno, es que pues hacíamos poco porque tienes que pensar que nosotros apenas teníamos luz. Entonces claro, fíjate en lo que es una generación de padres a hijos, lo que es estar por la noche en un sitio donde no hay luz apenas, que no sé cómo se iluminaban en concreto en casa de mi padre, ¿vale? Y nosotros que tenemos iluminación por todas partes, es decir, el mensaje que recibe nuestro cerebro es que es de día y eso tiene unos impactos, no solo en la calidad del sueño, tiene más impactos, porque la melatonina es algo que desempeña un papel muy importante en nuestro cuerpo. Y entonces, ahí estamos interrumpiendo, ¿no?. Entonces, la cronodisfunción es esto, es que estamos llevando un ritmo que no es el natural, que es el que nos marca la salida del sol, la puesta del sol. Y entonces, pues la gente que sabe de esto, por ejemplo, está Carlos Stro, que es el S, T, R, O. Es un tío que habla mucho de esto en redes sociales. Pues te habla de lo importante que es, por ejemplo, levantarse por la mañana, ver el amanecer, tal. Claro, en una vida como la nuestra, muchas de las cosas que se plantean... El volver como a practicas más antiguas, ¿no?. A cosas más... Que eran normales antes, pues ahora mismo a nosotros nos va a resultar bastante complicado. Pero bueno, yo tengo la suerte, para empezar, de que vivo en el campo, hay ciertas cosas que sí puedo hacer. Y segundo, que bueno dije: no es nada difícil comprarse unas gafas que valen 80 euros, ¿sabés? Y ver qué pasa. Puedes tener la tentación de lanzarte a cada... Parece que es una moda y que además se etiquete de moda para que la gente no lo pruebe, también te digo. Es como, ya están ahora con que no se puede, no sé qué. Entonces, bueno, yo dije no me cuesta nada, es algo que a mí me está cuadrando. Tú y yo pasamos mucho tiempo delante del ordenador, porque no es solo la luz azul por la noche, sino el nivel de luz azul al que estamos expuestos durante el día también, que es anormal. Entonces, bueno, pues hay muchas cosas que nos afectan, pero bueno, y no las puedes abordar todas desde mi punto de vista, pero bueno, esta es la...


Yo creo que hay un experimento muy simple que es irte a... Yo suelo leer libros electrónicos y antes usaba o el iPad o el teléfono, que es luz azul. Y cuando iba a la cama y leía con el teléfono o el iPad, pues podía leer por la noche, pues a lo mejor diez páginas, un capítulo. Ahora que he cambiado al lector, al de Kindle, que no es luz azul, que simula la lectura sin luz azul, y es más saludable, imagino, después de dos páginas me quedo frito. Y yo lo achaco a esto, que la luz azul al final manda un mensaje a tu cerebro, que tienes que estar despierto, que pues eso, que cambian los ritmos. No sé, pero yo he notado que con el nuevo lector de libros me quedo durmiendo mucho antes que antes. Y creo que es el impacto del diferente tipo de pantalla, el diferente tipo de luz.


Claro, bueno...


Que cualquiera que se vaya a la cama con un dispositivo...


Puedes hacer pruebas. O sea, tú puedes hacer tus propios testeos y decir bueno, esto es importante, ¿por qué es importante informarte? Si necesitas como argumentos más sólidos, de que los que estamos hablando aquí en plan conversacional, ¿sabes?. Pero yo creo que nadie puede negar la importancia del sueño, de la calidad del sueño. No solo del sueño en sí, de que duermas equis horas, sino de la calidad de tu sueño, para ti y para tu cerebro. Entonces, bueno, pues hay cosas que son fáciles de probar. Es que no... Entonces, bueno...


Exactamente


Hay muchas cosas que a mí me interesan, pero no las puedo abordar todas, porque en el mundo en el que vivimos no podemos estar en una burbuja tampoco. ¿Sabes? Es así.


Claro. Claro, no... Pero está bien lo que dices tú, experimentar al final no cuesta nada o no cuesta tanto y ver si funciona para ti. Yo esto también lo digo mucho a los estudiantes de español. No todos los métodos, no todas las metodologías, no todo lo nuevo que sale te va a funcionar, pero si quieres explorar y ver si funciona para ti, hay muchos tipos de aprendientes, muchos tipos de personalidades y no todo funciona para todo el mundo. Pero, está bien experimentar. Si funciona, pues continúas y si no funciona, pues no es para ti y no pasa nada. Pero hay un montón de recursos y cosas que podemos probar. Y Lola, hemos hablado de la parte positiva de vivir en el campo, pero a mí también me da la sensación que muchas veces se idealiza la vida en el campo. Yo no sé cómo de implicados estáis en... O sea, si tenéis un huerto, si trabajáis activamente la tierra o vivís en el campo, pero no os dedicáis activamente a este tipo de actividades. Porque a mí me da la sensación de eso, de que mucha gente vivir en el campo como una idealización constante de estar en contacto con la naturaleza y todo esto. Pero a veces la naturaleza también es dura, ¿no? Y ahí habrá momentos que digas: Uf, cómo me gustaría estar a lo mejor ahora en un pisito sin estos problemas, ¿no? Que... Que te da vivir en el campo? ¿O no? A lo mejor no.


A mí me cuesta pensar en algo negativo de estar en el campo, sinceramente, más allá de eso, de no aislarte de tu entorno social, ¿no? Claro que el campo es lo que tú le quieres echar de trabajo. Tú puedes vivir prácticamente como si vivieras de alguna manera en la ciudad. Yo ahora mismo le meto poca mano a la tierra, aunque sí es mi interés y sí es algo que, la verdad que, con esto de que ahora estoy aprendiendo sobre agricultura regenerativa, que luego hablaremos y tal, sí es algo que me llama. Pero el que está más metido en el terreno es Álex. Álex disfruta tanto. Álex es mi pareja. Disfruta tanto. Se tira todo el día afuera haciendo cosas fuera, plantando un nuevo árbol, intentando hacer un trasplante de un almendro de un sitio a otro. Adecentando la zona. Está todo el día con las manos metidas en la tierra, que eso es súper bueno. Yo sí que estoy haciendo la práctica del grounding, del earthing, que lo estoy probando también, pues lo mismo, hay un montón de literatura científica al respecto y tal. Y pues qué... Lo mejor que puedes hacer es probar tú. ¿Esto me sirve o no me sirve?. Entonces, tan fácil como ir descalzo, ¿no?. Yo, pues en ciertos momentos del día, pues pruebo a estar descalza sobre la tierra. Y entonces, bueno, pues lo hago varias veces al día, un ratito y bueno, pues iremos viendo. Pero eso. Yo no le veo, para mí no resulta duro. O sea, por eso, cuando: -con lo urbana que tú eras, bueno, quizás sigo siendo urbana, pero en un entorno más campestre. Sí, tenemos plantas que regar y tal, ¿sabés?. Y que en un momento dado, pues, yo qué sé, tengas un problema, se ha estropeado el motor... El motor del agua, ¿vale?. Y entonces, pues claro, no es como abrir el grifo y... O que se vaya la luz. A mí me ha pasado que me quedo sin internet, claro, es que se va la luz o que haya una tormenta y me quedo sin internet también, ¿sabés?. Entonces pues, cosas así. Problemas de primer mundo, digamos. Es que es tan positivo, es que no me extraña que se idealice porque yo lo veo... Yo lo vivo de una manera muy ideal, ¿sabés?. O sea, yo me siento afortunada, soy consciente de mi fortuna al tener este regalo. Cuando me despierto por la mañana o estar escuchando los pajaritos, acaba de ponerse a llover gracias a Dios, porque aquí hace falta la lluvia. Y... No, no. Es que esto es un regalazo. Tenemos unos vecinos, curiosamente, porque nuestra casa está dividida de una manera que el trocito final de nuestra... De este antiguo cortijo,¿vale?. Pues pertenece a otras personas... A una pareja y nos llevamos fenomenal. Ellos vienen poco porque él es piloto, entonces ahora vienen menos, cuando el confinamiento estuvieron aquí como nosotros. Y siempre, siempre estamos hablando de esto, de lo afortunados que somos. Y él en concreto dice: -Yo es que estoy envenenado. Estoy envenenado con esto, ¿sabés?. O sea, es que es como el es piloto. Dice: -solo estoy deseando venir. Venir y estar.


Engancha


Sí, sí, sí, sí.


Claro. ¿Qué es un cortijo, Lola? Porque sé que... Yo lo he escuchado en el contexto andaluz, pero no sé exactamente. Has dicho que vuestra casa o las dos casas, la de tu vecino y la tuya, era un antiguo cortijo. ¿qué es esto?


Sí, yo tampoco sabría definirlo muy bien, ¿no?. Pero es como un caserón grande, ¿sabés?. Donde pues habría animales, tal. Entiendo que cortijo, en un momento dado, puede sonar a gente de dinero. No lo sé si es el caso, ¿sabes?. Pero es como... Es que es una casa muy grande. O sea, nuestra parte, no sé si tiene 300 y pico metros cuadrados, ¿sabes?. Y no hacia arriba, sino en extensión. Y bueno, el aspecto de caserío, de casa antigua, así de pueblo. Mi casa no es nada fancy. Mi casa no es en plan un chalet de lujo. No, no, no, es una casa de pueblo, pero plantada en la montaña y mirando al mar Mediterráneo. ¿Sabes?. Este es nuestro emplazamiento. Así que estamos en el preparque, pero nuestra vista es el Mediterráneo.


Qué maravilla. Lola, antes has mencionado a tu familia. Me contabas cómo pasabais los veranos en esa casa sin agua, corriente y todo esto. Y sé que sois una familia bastante creativa, familia de artistas que tu madre le da al punto y al crochet. Tu padre, al que conocí, por cierto, en Valencia, le gusta la pintura, tu hermana las ilustraciones, a tu hermano la cocina. Y tú también tienes un gran sentido de la estética con tus muebles. Te gusta remodelar, hacer de una casa vacía un hogar. Y de hecho, ha sido tu nuevo proyecto últimamente en un pueblo pequeño de Málaga, comprasteis una casita. No sé si es una casa o un piso. Ahora lo podrás definir tú.


Es una casa.


Como de importante... Es una casa, vale. Yo tengo cero sentido de la estética. Llevo viviendo en esta casa con mi chico tres años y te juro que... ¿Sabes, el arquetipo de gay, estilos y todo eso? Pues nada. Nosotros no cumplimos este arquetipo para nada porque no tenemos ningún tipo de gusto. Puedes ver la estantería que tengo detrás de mí. ¿Por qué es tan importante para ti o por qué te gusta tanto esto, coger un mueble y remodelarlo, decorar una casa? ¿Por qué es tan importante este hygge que llaman, creo, los daneses para ti?


El por qué no lo sé. Solo sé que lo es en el sentido de que yo sí necesito rodearme de belleza, igual que no soy súper ordenada para nada. De hecho, en mi casa me consideran, mis padres y tal, creo que me consideran hasta desordenada, lo cual tampoco es verídico desde mi punto de vista. Pero necesito una calma visual. O sea, siempre que entro en un sitio lo modifico. Cuando me... Tuve despacho, llegué, cambié completamente el lugar, necesito y lo hago con lo que tengo. O sea, no hago grandes inversiones porque bueno... Pues, no puedo. A lo mejor considero, voy a ver qué hago con lo que ya tenía de aquí y de allá. Entonces, siempre lo que creo, digamos, entre comillas, viene de cosas que ya tenía, de otra casa, de alguna tía abuela, de mi abuela, de mi madre. Entonces, no sé. Me gusta muchísimo componer los espacios, es que realmente me emociona. O sea, es una cosa que me puede quitar hasta el sueño del nivel de enganche que me puede producir. Pero básicamente, creo que necesito llegar a un lugar... Donde yo estoy, necesito que sea bonito, necesito que tenga un tipo de luz, agradable para mí. No sé. Sí, sí es importante. Y esta casita que hemos comprado en Comares, que es un pueblecito súper bonito de la parte interior de Andalucía, de La Axarquía de Andalucía, perdón, de Málaga. Esta zona se llama la Xarquía, que es un nombre que me encanta.


Suena catalán. ¿Charkía?


Pueblos blancos. Es con A. Axarquía. Es un nombre particular. Engloba, bueno... Pues, pueblecitos típicos andaluces, blancos, ¿no?. De montaña, así con todas sus casitas blancas, súper cuidado y tal. Pues, hemos comprado en el centro del pueblo una casita muy pequeña. Muy, muy, muy pequeña. Pero que está en la mejor ubicación porque es la plaza más bonita del pueblo. Y pues nada... Le estamos dando cariño, ¿no? . Pues, la hemos pintado entera porque está en muy malas condiciones y tal. Y eso, pues como es una casa que en realidad es muy humilde. Pues, yo lo que he buscado es a través de la deco, de la decoración, pues darle cariño, darle... Que tú entres y digas vale, sí es pequeña, porque es que es francamente pequeña, tú que eres alto, yo creo que en la cocina no cabrías, porque hasta yo casi me doy en la cabeza en la cocina, yo no sé. Las generaciones anteriores debían ser mucho más bajitas. Pero eso, es una casa que tiene...Que tiene mucho encanto. Y sí, sí, o sea, es una cosa que me divierte mucho. En cuanto a la restauración, lo que me gusta es... O sea, descubrir el mueble que se esconde debajo de la pintura y del barniz. Me encanta trabajar la madera, me alucina, o sea, me parece un material espectacular. Y claro, cuando tú de repente, pues un mueble que venía pintado con unos barnices rojos, unas tintes rojos, así como muy... De repente lo reconviertes, incluso le cambias las patas, le puedes, ¿no? Quitar sus patas. Yo no son cosas que haga de motu propio que yo venga con este conocimiento o tenga esta como... Destreza, sino que voy a clase, ¿no?. Yo voy todos los martes a una clase, ¿no?


O sea, ¿te formas en esto?


Sí, sí, sí, sí, sí. Sí, sí, mi profesora es jovencísima. Bueno, lo digo yo que soy... Que tengo 48 años, tiene treinta y tantos años y tiene un conocimiento de los muebles y las maderas espectacular. Y entonces, pues allí voy. Disfruto muchísimo en compañía de otras personas. También ese aspecto social. Y vas viendo cómo todo el mundo va transformando muebles. Y... Es que es una maravilla un mueble que a lo mejor has recogido de la calle, que ese es otro valor muy importante. Son sillas... Yo tengo un montón de sillas que me han ido dando o que me he encontrado en la calle, que ahora vas por la calle o cuando empiezas a hacer esto, mirando los contenedores de basura, a ver qué te encuentras. Una vez me encontré un mueble en la calle, yo venía precisamente de poner un cristal a una ventana para la casa aquí en el campo y veo un mueble impresionante en la calle que yo decía: -no puede ser. ¡No! O sea, yo miraba alrededor y decía: -alguien me va a venir y me va a decir dónde vas, que es mío, porque es que no puede ser que alguien... Pero era un mueble grande, ¿sabes?. Claro, yo no me lo podía llevar bajo el brazo. Digo: -vamos a ver. Yo me voy a por el coche que está a 15 minutos andando. Si cuando vuelva este mueble está aquí, este mueble se viene para.


Es para mí.


Exactamente. Yo regresé con el coche media hora más tarde y el mueble estaba ahí. Un chico del Mercadona estaba repartiendo y le dije: -¿tú me ayudas a montarlo en el coche?. Me ayudó, ¿vale?. Subimos el mueble y en ese tiempo, tio. Le entraron en el camión de reparto y le robaron. Bueno, digo: madre mía. Aquí, este hombre que estaba ayudándome, que mala pata. Y tuvo que salir pitando detrás de los que se habían entrado a llevarse. Ya ves tú, unas Coca Colas, cualquier chorrada,¿no?. Y tal. Pero bueno, el mueble, el caso es que se vino al campo conmigo y yo todavía, o sea, fíjate que luego no me atrevía a ponerlo en Instagram porque digo...


Por si acaso.


No puede ser. O sea, es curioso las cosas que tiramos, ¿no?. Lo que alguien no le da valor y cómo tú se la puedes dar y como un mueble... Estos muebles no es tener Ikea, la casa llena de cosas de Ikea, al revés, son casas con personalidad. En un podcast escuché una vez, no me acuerdo ahora del nombre de este chico, pero dijo, vino a decir algo así como que tu casa debe ser tan personal que solo tú estés cómodo o cómoda en ella. Y esto, la verdad, que me gustó mucho porque al final bueno... Se pone muy de moda un estilo, el estilo nórdico, noruego. O sea, que realmente me encanta, ¿no?. Porque es muy natural, muy de blancos, maderas y tal. Pero que hay veces que sientes que estás en una casa que podría ser la casa de cualquiera, que no habla de esa persona, ¿no?. Y la casa es una extensión de quien tú eres y están tus cosas, están tus libros. Somos un desastre, pero es un reflejo de cosas vuestras o que simplemente no le dais... Para vosotros eso no es tan importante, ¿no?. El estar en un espacio... Pues, hay otras cosas que os llaman más y que es donde invertir vuestro tiempo, vuestro energía, ¿no?. Para mí sí es importante, pero ya te digo, trabajar la madera, aparte de un Zen, de un meditativo.


Claro, es que yo lo veo así, ¿no?. Cualquier acción... Se habla mucho del mindfulness de meditar, pero es que para mí, por ejemplo, cocinar, cortar las verduras, el ruido que hacen cuando las estás sofriendo, cuando estás cocinando. Esto, restaurar un mueble, imagino que es exactamente igual, ¿no?. La atención plena que le estás prestando al mueble y luego ese proceso de transformación de que a lo mejor ese mueble perteneció a alguien con una personalidad completamente diferente a la tuya y por eso lo pintó de rojo y le puso un montón de brillo. Luego tú le quitas esa capa y lo haces tuyo de nuevo. Y es que, lo de recoger los muebles en la basura... Mi madre me llevaba por la calle de la amargura cuando yo era niño, adolescente, porque es que mi madre es tú. O sea, ve una silla y ve un montón de potencial y la sube a casa y la empieza a lijar y la pinta y la no sé qué, y luego queda muy bien, es verdad. Es que tenemos cosas en casa y luego en el pueblo también... Ella tiene una cueva en el pueblo y tiene un baúl super bonito. Tiene un montón de cosas que ha cogido de la basura o le han dado y que luego ella ha restaurado. Entonces, a mí me encantaría tener ese sentido de la estética y ver tantas posibilidades cuando veo por la calle algo, pero no lo tengo, no he heredado eso, pero me gusta mucho y creo que es un hobby muy guay, la verdad, muy creativo.


Sí, sí que lo es, sí que lo es. Es un gran regalo. Todo lo que hagas con las manos es un gran regalo para ti. En este caso, yo he tenido la suerte de encontrarme con estas clases, que yo siempre digo: -hay que estarle agradecido a la gente que de repente emprende con algo que ayuda a los demás. O sea, que damos por sentado, ¿no?. Pues, yo que sé. Pues, eso, que nosotros, por ejemplo, que damos clases de idioma se puede dar por sentado, bueno, es que se están ganando la vida ya. Pero estamos invirtiendo nuestra energía y nuestro tiempo en ayudar a alguien con el aprendizaje del idioma. Entonces, yo no doy por sentado que una persona va a hacer bien su trabajo. Hay mucha gente que no le gusta lo que hace y por lo tanto no hace su trabajo con dedicación.


O con entusiasmo, que muchas veces es un factor clave también, ¿no?. Incluso si no eres la persona con mayor conocimiento sobre algo. Y Lola, hablando de trabajo, no lo hemos comentado. Bueno, he mencionado que eres compañera porque eres profe de idiomas, pero también eres mentora de otros profesores de idiomas que quieren llevar a cabo su proyecto. Por eso trabajas desde casa, ¿no?. Tienes un negocio online y apoyas y empoderas a la gente que quiere tener este tipo de negocios. Y tienes un podcast que a mí me gusta un montón, el podcast de Lola Gamboa, pero se llama ¨Hoy Puede Ser un Buen Día¨.


¨Hoy es un buen día¨. Hoy es un buen día.


Sí, que también es muy zen, muy tranquilo. Y también estoy suscrito a tu newsletter. Y el otro día comunicaste que vas a hacer... Espera que lo tenga apuntado. Un tiempo de permiso para vivir en la libertad de la flexibilidad, también conocido como un año sabático, aunque no tiene porqué ser un año, ¿no?. Te envidio profundamente, no por el hecho de hacerlo, sino por por atreverte a hacerlo. ¿Sabés?. Creo que la mayoría de gente, incluso la gente que puede, que tendría la libertad financiera para hacerlo, siempre va a encontrar una razón para no hacer eso, para descansar. Creo que estamos absolutamente programados. No programados, bueno... Cuando nacemos, al final vivimos en una sociedad capitalista que nos empuja a no parar, no parar, no parar. Y siempre con el miedo de que, si la inflación, que si no sé qué, que si tal, que si cuál. ¿Por qué has decidido tomarte este break, esta pausa? ¿Y qué piensas hacer en este tiempo libre?


Bien, pues a ver, ha sido como una decisión casi bastante espontánea e intuitiva, ¿vale?. Y yo he decidido hacer caso de esa intuición. No ha sido una decisión basada ni en una crisis, ni en una enfermedad, ni en ¨estoy quemada en mi trabajo¨. Gracias al trabajo que me he creado para mí misma, yo este año probablemente he estado trabajando del orden de tres horas diarias como... Una cosa así. Que el día que... Habrá días que sea más, que habrá días que incluso haya sido menos, una hora. O sea, que no es decir es que lo necesito, no. Y creo que el valor que tiene precisamente es haberlo hecho cuando no hay una necesidad imperiosa que me lleva a cuestionarme las cosas de la vida. Yo me las estoy cuestionando sin que se haya producido una crisis. Entonces, bueno, pues creo que un posible hilo conductor de cómo llego aquí, aparte de que lo hubiera estado ya barruntando un tiempo atrás y tal, ¿no?. Es un día que me di cuenta que pienso en cómo yo estudiaba, la carrera. Yo estudié Derecho, era súper empollona, estudiaba de lunes a domingo, todos los días tres, cuatro horas de empollada absoluta, de repetición, bla, bla, bla, bla, bla, bla. ¿Vale? También salía mucho, salía de jueves a domingo, o sea, he tenido esa combinación. Pero claro, yo ahora pienso, mirando para atrás y habiendo sido emprendedora durante más de 23 años, que a mí estudiar tanto no me sirvió de mucho. O sea, no me lamento y seguro que sí sirvió de algo. Incluso me ha servido para la decisión que he tomado ahora, de hecho, ¿no?. Pero mi razonamiento en ese momento fue: hay que ver, la de horas que yo invertí en empollar cosas de derecho, los contratos, no sé qué. Y ese tiempo lo podía haber invertido en algo más creativo, más bonito para mí, el haber ido, yo qué sé. A un templo, a museos, ir a conciertos, yo qué sé, ¿no?. Porque tenía una amiga, por ejemplo, que lleva una vida así bastante bohemia, y entonces pienso en ella por contraste con... En este sentido, lo que yo hacía, que era eso. Pues salía de la facultad, iba a casa, que yo vivía con mis padres, comía y después de comer, mis tres, cuatro horas de estudiar, ¿vale?. Entonces dije: -qué tiempo más precioso perdido. Y entonces, de repente me doy cuenta de que estoy haciendo lo mismo ahora, pero con el trabajo, ¿vale?. De hecho, yo durante la carrera, yo nunca me fui de Erasmus porque yo sabía que este ritmo que yo llevaba de estudio no me parecía compatible con lo que yo intuía que era aprovechar una experiencia Erasmus en profundidad. Entonces yo decía, yo es que me voy a perder y entonces no voy a volver a este camino, ¿no?. Y el otro día escuchaba en un podcast, precisamente, de un tío, Kevin Kelly, que hablaba de que él estuvo, se tomó no un gap year, no un año, sino que se tomó diez años viajando antes de realmente empezar a decir que hacía con su vida profesionalmente. Y decía que la gente que tiene muy buenas notas, que está muy enfocada, digamos en el sistema, tal como lo conocemos en Occidente, pues tiene mucha más dificultad, digamos de concederse ese espacio. Decir: -bueno yo, cuando salgo del instituto, antes de elegir carrera, que no sé ni realmente lo que quiero hacer, pues concédete un tiempo de experimentar, de vivir, de empezar realmente a elegir, porque te metes muchas veces en la carrera sin saber por qué quieres estudiar algo. Yo, por ejemplo, estudié Derecho creyendo que quería ser abogada. La realidad es que cuando empecé a ser abogada no quería ser abogada. Y además, yo no tenía ningún referente en mi familia, siquiera, para decir, es que yo quiero ser como él o como ella. O sea, yo la máxima referencia que tenían las series americanas de abogados.


Ley y orden.


¨La ley de los ángeles en mi tiempo¨, ¿vale?. Ally McBeal tal. O sea, vamos. Pues mira, entonces, pues eso, de repente te voy a hacer pensar y dije: -es que ahora mismo es lo mismo... Es igual, en realidad, pero con el trabajo. Claro, con la cosa de que además ahora tú necesitas... Una necesita, sostenerse económicamente, claro. Esa parte está. Pero hay veces que es lo que tú dices, que incluso con tranquilidad financiera tú sigues metiendo más, más acelerar... Seguir acelerando, seguir metiendo más cosas, a ver si consigo más. Y eso está para mí basado en una desconfianza en tus propias capacidades, ¿no?. Y en pensar que te va a faltar, que en algún momento te va a faltar, que no vas a tener suficiente, que no vas a tener el plato para llevarte a la mesa. Y es un poco, pues, como yo creo que hemos sido educados, ¿no?. Pues tus padres quieren que seas funcionario. En la seguridad, en la certeza... En vez de confiar en ti, no vaya a ser que confíes en ti mismo, hazte funcionario, ¿vale? Es una educación que hemos recibido y que está muy metida y que es difícil sacarse encima. Pero bueno, te puedes plantear si realmente esto es lo que tú piensas. Y entonces, mi sabático tiene mucho que ver con esto. También ha sido un acto de rebeldía. Es un sabático porque la gente me dice: -qué suerte, qué suerte. Es un sabático auto financiado. O sea, yo no tengo garantía de que mi negocio que freno en seco, cuando yo decida volver, si lo decido, por cierto. Cuando yo decida volver, va a estar la gente ahí esperándome. Porque la verdad que fue muy bonito, porque cuando envié ese email, claro, ese email salió a varios miles de personas, porque lo mandé a los profes, a las profes, a mis abogados, y a mis traductores, que son las tres líneas de negocio que yo tengo. Pues esto desencadenó pues un montón de emails que recibí, te puedes imaginar, ¿vale?. Es decir, de esos miles y miles no te contestan ni la mitad. Menos mal, porque si no hubiera sido tremendo. Pero mucha gente me escribió y fue muy bonito porque incluso gente que no me había escrito todavía nunca, pues dijo: -Ya ahora sí te tengo que escribir. O sea, nunca te he escrito, te llevo siguiendo mucho tiempo, pero es que ahora ya no puedo no escribirte. Y bueno, pues te das cuenta de cómo llega, porque es el sentir de toda la gente... Muchísima gente, el sentir que quiere parar, que está metido en una rueda que no controla o que siente que no controla y que quisiera apostar por otro estilo de vida o tener la valentía de hacer esto. Sobre todo, yo sí considero que es un acto de valentía en mi caso, porque bueno... En cualquier caso, pero en mi caso, que es por el que puedo hablar, porque realmente no tengo ninguna garantía de las que convencionalmente buscamos. O sea, si tengo un colchón que yo me misma me he creado, un colchón económico para poder sostener esto, porque una de las cosas que tengo claro es que no quiero pasar escasez. Eso lo tengo muy claro, tengo un muy buen nivel de vida y ahí me quiero mantener. Y bueno, pues ya te digo, no tengo ninguna garantía, pero es que esa es parte de la gracia. Parte de la gracia es que no tengo ni idea.


Obviamente tienes... Tienes una confianza en ti misma que sabes que incluso si vuelves y no hay nadie esperando, podrás empezar otra cosa o reactivar lo que está dormido, ¿no?. Pero fíjate que has mencionado la palabra rueda, mucha gente está en esa rueda. Yo hace poco, en el podcast de Intermedio, de estudiantes de nivel intermedio, hice mi primer relato de ficción. Lo compartí con mis oyentes y se llama ¨La rueda de Hamster¨. Y no lo dije... Si hay alguien de ese podcast que está escuchando este también. Estaba un poco en ese punto de que me daba miedo, no ahora, pero que en unos años, con 50 años, pensara: -Tenía que haber bajado el freno, o sea, tenía que haber puesto el freno, tenía que haber hecho otras cosas, porque sí que me doy cuenta que es muy difícil. Estoy muy contento con mi trabajo, me gusta mucho mi trabajo, pero me he dado cuenta de que el trabajo... O sea, cuando me preguntan ¿Y qué te gusta hacer? Es que pienso, es que casi siempre estoy pensando en el trabajo, o sea, mi hobby es el trabajo. Entonces, me da un poco de miedo no saber escapar de esa rueda. Y tengo, pues eso, se me han generado miedos que antes no tenía. Antes mi mayor miedo era la precariedad, no llegar a fin de mes. Y ahora no es el caso, afortunadamente, porque la gente aprecia mucho mi trabajo y me apoya, pero tengo otros miedos que antes no tenía, ¿no?. Bueno, y si de repente esto acaba, ¿qué voy a hacer? Llevo mucho tiempo sin estar en el mercado laboral más ordinario, más normal. Y creo que es difícil y creo que es muy valiente. Y efectivamente, es una cuestión de confianza, de confiar en que tienes la posibilidad de reinventarte, de hacer otras cosas. Pues eso, de creer en ti. Así que entiendo perfectamente, porque a mí ese email sí que me... No te respondí, pero sí que me movió muchas cosas y sabía que iba a hablar contigo de este tema en persona, pero entiendo perfectamente que a mucha gente le tocara la patata dijera: -joder, entiendo que te envidia bien, pero efectivamente es una cosa que no todo el mundo puede hacer, porque yo creo que cuando te van bien las cosas profesionalmente eres un privilegiado, pero que hay mucha gente privilegiada que no está dispuesta a hacerlo por una cuestión de miedo, de estar absolutamente paralizado.


El tema de qué voy a hacer a continuación, pues la respuesta es que no lo sé, ¿vale?. O sea, lo bueno... O sea, yo lo que no sabía es cuándo empezar y entonces me reuní con la persona con la que yo me coacheo, que es Gloria Méndez. Y que es una persona que la verdad que me ha ayudado a tomar decisiones importantes en los últimos años y en este sentido, la verdad, qué gran ayuda es esa. Cuando tú estás como queriendo hacer algo, pero necesitas todavía que alguien venga por detrás y te haga PUM. Y te da el empujón para ser valiente, coger la valentía necesaria para tomar esa decisión. Entonces, claro, yo lo que veía era, digo, ya tengo claro que sería septiembre, octubre, pero claro, si es septiembre, octubre y ya no voy a estar ofreciendo nada, ningún curso, ¿qué sentido tiene que yo ahora esté invirtiendo en crear contenido?. Que es a lo que me dedico igual que tú. Entonces decidí que paraba en seco total, lo comunicaba ahora. Estos meses estoy todavía cerrando cursos, que hay gente, tengo alguna sesión en directo y tal, y bueno, pues atendiendo correos, etcétera. Pero realmente no tengo un plan. Entonces, lo que me sugirió Gloria me dijo: -no lo llames sabático, porque sabático es como ya te estás encasillando en que no puedes trabajar, ¿no?. Entonces dice: -llámalo permiso, llámalo como tú quieras. Pero que realmente sea un año para decidir que todo lo que haces sea muy verdad, sea lo que te apetece hacer en el momento y ya está.


No estar sujeta a un plan de esta semana tengo que compartir esto, esta semana tengo que hablar con este grupo de estudiantes, esta semana. Tener flexibilidad.


Pero también eso, que a lo mejor el ponerle ya la etiqueta de sabático, que claro, la he utilizado para que la gente entienda a qué me estoy refiriendo, sea a la vez me constriña en lo que yo deseo o no deseo hacer. Es decir, si yo ahora de repente digo pues mira, se me antoja... Imagínate que dentro de dos meses digo se me antoja impartir un curso de no sé qué. Ay no, pero que estoy de sabático. Es que entonces ya, claro, es como ya tomo una decisión que me va a limitar en elecciones posteriores. Entonces, pues va un poco por ahí. También una de las razones de hacerlo es que yo estaba empezando a notar que no me apetecía hacer las cosas que normalmente me apetecían, que a mí el podcast, por ejemplo, es de lo que más disfruto y se me va a volver como ayer no tengo que hacer el podcast. Y otra vez hablar de lo mismo. Y otra vez, ¿sabes? Porque claro, con el podcast llevo cuatro temporadas, es decir, cuatro años, digamos, y claro, la base de lo que yo predico es la misma todo el rato. O sea, el montar un negocio de naturaleza escalable para efectivamente tener más tranquilidad financiera, pero es fundamentalmente para montar un tipo de negocio más acorde a ti, más respetuoso contigo, en el que tú tengas más tiempo, que es lo que a mí me ha dado este negocio, me ha dado el espacio para poder ser más reflexiva sobre mi vida y llegar a este punto en el que aparte de que me ha dado más tranquilidad económica, me ha permitido tener un mayor colchón, pues darme cuenta de qué es lo importante para mí. Y esto yo creo que también viene con la edad. Ese miedo que tú hablas me parece totalmente natural. No sé si... La edad no quiere decir que te hagan más sabio. Yo creo que hay que hacer una apuesta por hacerse más sabio. Lo veo mis mayores, no son más sabios por ser más mayores. Hay que hacer una apuesta por esta reconexión y este... Pues, volverte más intuitivo, confiar más en tus capacidades, que es algo que no estamos acostumbrados. No estamos acostumbrados a confiar en que podemos, en que tenemos habilidades. Si tú ya has montado un negocio de cero, ¿por qué no vas a poderlo montar otra vez?. Pero tienes esa duda de si me salgo de esto, Dios mío, ya se van a olvidar de mí, ya luego no voy a poder volver. Pues a lo mejor será lo mejor que te pueda pasar, que no puedas volver. Muchas veces detenemos al fracaso y lo mejor que te puede pasar es ese fracaso porque te llevará a otro lugar que probablemente era al que tenías que llegar. Son teorías que a mí me parece que son mucho más positivas en la manera de relacionarte con la vida que las otras. Agoreras de no... Uy, madre mía. Por ejemplo, no se lo he contado a mis padres, porque sé que se van a preocupar.


Claro, seguro. También es verdad que son generaciones... Has mencionado un poco cómo es en España esta cultura del trabajo para toda la vida, pero es verdad que generaciones anteriores han vivido en la incertidumbre diaria, el no saber qué van a echarse a la boca, el de las tarjetas de racionamiento. Claro, entonces para nosotros creo que es incluso un poco más fácil, aunque hemos mamado de ahí, de esa cultura, también es un poco más fácil tomar este tipo de decisiones. Pues Lola, muchísimas gracias por ser tan honesta, por habernos contado tantas cosas. ¿Dónde pueden encontrarte las personas que quieran saber un poco más de ti?


Bueno, ahora mismo la web es educación digital.es. Y digo ahora mismo porque todavía está abierto. No sé cuándo estás escuchando el podcast este episodio, pero ahora mismo que es junio 2023, el podcast... Perdón, mi web sigue abierto. Mi pretensión es que en septiembre, octubre es cuando empiezo a cambiar todo para en preparación de ese período en el que la gente no se va a poder apuntar a mis cursos porque tengo que poner la empresa en inactividad. Entonces, bueno, tributariamente tiene unas implicaciones también el tomar estas decisiones y tal. Pero bueno, ahora mismo me pueden encontrar ahí y el podcast va a estar ahí colgado. Yo no lo voy a quitar, lógicamente, que es: ¨Hoy es un buen día¨. Hoy es un buen día, pues es un podcast en el que hablo mucho a profes, pero también hay algunos episodios que pueden hablar de la vida en general o, por ejemplo de las canas, que hablábamos antes de empezar la entrevista. Pues uno de los episodios que hice al principio tenía que ver con mi decisión de pasar a dejarme las canas. O sea, no me puedes ver, me puedes escuchar, pero si me vieras, pues tengo el pelo blanco completamente. Y bueno, pues es también una decisión que va más allá de la pura decisión estética. Tiene también sus profundidades.


Sí, hay muchos temas muy interesantes que incluso si no son profes les pueden interesar. Pues Lola, muchísimas gracias por tu tiempo.


Al revés, un placer. Muchísimas gracias por traerme.


Gracias, un abrazote. Chao.


Un abrazo.


Muchas gracias por escucharnos, estudiante. Espero que hayas disfrutado de la charla, que hayas aprendido muchísimo y yo te espero en el próximo episodio. Recuerda que la mejor forma de apoyar la continuidad del podcast es valorándolo, dándole unas estrellas o dejando un comentario en iTunes o mejor aún, recomendandólo a otras personas que estudien español. Muchísimas gracias por tu ayuda. Nos vemos o mejor dicho, nos escuchamos en el próximo episodio. Un abrazo grande.


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