E22 Nueva York, la Nochevieja de los 90 y Juntarse con el diferente, con Sonia.
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- Oct 4, 2023
- 28 min read
Updated: Nov 7, 2023
Lista de vocabulario (leer antes de escuchar el episodio):
Vocabulary Flashcards: E22 Nueva York, la Nochevieja de los 90 y Juntarse con el diferente, con Sonia.
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Episodio 22: Nueva York, la Nochevieja de los 90 y juntarse con el diferente, con Sonia.
Hola, estudiante. ¿Cómo va? Te doy la bienvenida a un nuevo episodio de este podcast de español para estudiantes de nivel avanzado. Recuerda que te recomiendo, lo primero, leer la guía de vocabulario que hemos preparado con las palabras, frases, expresiones que probablemente no conozcas y que te ayudarán a entendernos mejor la conversación que estás a punto de escuchar y también si lo necesitas, puedes usar la transcripción y también las flashcards de vocabulario para retener, memorizar mejor todas esas palabras y expresiones nuevas. Hoy tengo conmigo a alguien que me gusta mucho y además me viene muy bien porque le he dicho Sonia, hoy me he despertado con el pie izquierdo un poco, me he despertado un poco torcido. Así que me alegro de hablar contigo porque estaba trabajando solo esta mañana antes de hablar contigo y estaba como... Ay, necesito hablar con alguien, así que vas a ser hoy mi terapeuta un poquito, creo.
Hombre, pues... Aqui estamos.
¿Sabes esto de que te despiertas un día con un poco una nube negra, que sabes qué va a pasar y que es pues eso, que igual que un día te levantas muy espitoso, con mucha energía y con muchas ganas de hacer cosas, pero otro día te levantas como hoy, no?
Hoy se ve que no es el día. Sí, eso pasa, eso pasa. En Desayuno con Diamantes, que es una peli que me gusta mucho, la protagonista, Audrey Hepburn, cuando tiene un día así, dice que es un día marrón. Dice, ¿sabes estos días así...? Es un día marrón, que ya sabes que va a ser así todo el rato.
Vale. ¿Un día marrón es eufemismo para un día de mierda?
Pues podría ser, sí. Claro, es que en la traducción en inglés ellos dicen brown, pero claro, al traducirlo al español, imposible no pensar en un día de caca, claro. Claro, ¿por qué no?
Y además, la gente que trabajamos para nosotros mismos y trabajamos desde casa, esto a veces es complicado gestionar, porque es eso, que te subes un poco por las paredes, estás contigo mismo. Y ahí es cuando yo echo de menos tener a alguien al lado y decir oye, tomamos un café, hacemos un pequeño break, un kit-kat.
Claro, lo bueno es que ahora mucha gente teletrabaja y puedes recurrir algún amigo también que teletrabaja. ¿Puedes, puedes un cafecito?
Sí, es verdad, un café virtual. Claro. ¿Tú te estás tomando algo? Yo siempre para estas charlas me cojo un té, pero esta vez he cogido agua, simplemente.
Un té. Claro, es que te estás haciendo muy británico.
Sí, sí. La verdad es que sí. La verdad es que es cierto, jamás había probado. Bueno, lo había probado, pero no era de tomar te. Y ahora sí que me tomo al menos un té al día.
Ah, mira, yo tampoco era de té. Estuve en Inglaterra y después de volver de allí ya era de: Ay, el té, y con leche además, que aquí te miran raro cuando le pones leche al té.
Sí, sí, sí. Bueno, es que tú has sido muy viajanta, tú has estado en muchos sitios. Has vivido también en Nueva York, una valenciana en Nueva York. Quiero saber un poco más de esto, porque lo sé, pero nunca me has contado. ¿Cómo fue? ¿Cómo acabaste allí? ¿Cuánto tiempo estuviste?
Pues estuve solo tres meses, estuve solo tres meses. Bueno, por motivos ahí, porque no estaba legal del todo o de nada. Entonces, tenía que estar solo tres meses, pero estuve trabajando. Trabajaba en una empresa, no voy a decir el nombre, porque entonces ya acabo de decir que no hacen cosas del todo legales. Y llevaba diez años trabajando para esa empresa, pero trabajando para ellos, coordinando cursos y todo, pero desde España. Y tuvieron un problemita con un trabajador y necesitaban que alguien lo sustituyera y que hablara español y que conociera el programa. Como no tenían a nadie en la oficina de Nueva York que conociera todos los programas de... Que tenían un programa en Barcelona, otro en Salamanca, otro en Madrid. Y yo sí que había estado en todos los programas. Me dijeron pues vente aquí y aunque hablas así, así, así de manera chuchurria inglés, da igual, vente aquí, que tú lo que vas a hacer es gestionar las cosas que necesitamos para alguien que habla español. Y entonces me fui para allá.
Vale. Bueno. ¿Y qué vivías en..? ¿Trabajabas en Manhattan o..?
Trabajaba en Manhattan y vivía en Manhattan.
Sí, sí, sí.
Bueno, bueno, bueno.
Que eso es súper difícil. Ahí me decía todo el mundo ¿Pero cómo lo has conseguido? Y digo pues mira, no hice nada. Tiré de amigos y les dije que voy, que voy. Y todos empezaron a compartir: Tengo una amiga, tengo una amiga. Y de repente conseguí una casa en Manhattan. Súper bien.
Oye, qué maravilla. ¿Y era como te lo esperabas, la ciudad?
Un poco sí, porque claro, como ves tantas películas... Es que lo que pasa es que claro, cuando estás allí, pues porque ya empiezas a unir cómo se configura la ciudad y también te quitas muchos prejuicios de la ciudad, porque yo fui con muchos prejuicios hacia Nueva York. Y luego descubrí que hay una Nueva York que por una parte sí se corresponde mucho a la imagen que tenemos de ella, pero luego hay otra muy diferente que casi no se capta en el cine, en la televisión y que es otra cosa muy interesante y en la que se puede vivir. Y otra parte en la que no viviría.
Yo estuve... Estuve un mes o tres semanas, un mes con, no sé si recuerdas que durante el gobierno de Zapatero, hace 10-15 años, había unas becas para mejorar tu inglés
Es verdad.
Me dieron una de estas becas y fui a Nueva York durante eso, casi un mes. Y la verdad es que, efectivamente, como dice todo el mundo, cuando llegas a la ciudad es como si ya la conocieras.
Sí.
Porque la has visto tantas veces. Me impresionó bastante. Pero he de decir que me quedo con Londres. Me gusta más Londres que Nueva York.
-¿Te gusta más Londres que Nueva York?
-Sí. Sí, sí, sí, sí. Y en Nueva York pasé un poquito de miedo en algunos momentos, especialmente por la noche. Sí, me sentía menos inseguro que... Me sentía menos seguro que en Londres. Quizás por desconocimiento o quizás también por esos prejuicios o por todas esas películas que hemos visto, ¿no? Donde pasan un montón de cosas en la ciudad de Nueva York. Que claro, dices bueno... Va a llegar un Godzilla, va a llegar una inundación, va a haber... Claro, hemos visto tantas películas de tantas posibles situaciones catastróficas.
Claro, pero a ver, yo también te digo una cosa. Yo en mi vida había visto un tiroteo, pero estuve en Nueva York y en mi calle hubo uno.
¡Ostras!
Cuando la gente me dice, ¿Es más tranquilo, ¿no?, de las películas. Y digo Bueno, sí, pero yo tuve esa experiencia. Y claro, como valenciano, tú qué haces cuando escuchas un ¡pum!, pensar en petardos.
Claro, en una traca, en una traca, petardos.
En una traca. Algo festivo. Y estábamos en casa, yo tenía dos compañeros, uno de Washington y otra chica de Nueva York, y estábamos en casa tranquilamente y de repente suena: pum, pum, pum. Y yo Ay, traca. Y digo, ¿qué ha llegado a una celebración y todos? No, no, no, baja las persianas, baja las persianas.
¡Madre mía! Es que tenemos que explicar. Los dos somos de Valencia. En Valencia hay una gran tradición de petardos, de pólvora, y para cualquier celebración se utilizan los petardos. Para un bautizo, para una comunión, una boda.
Un partido de fútbol.
Para fiestas, un partido de fútbol, para celebraciones religiosas. Sonia, te voy a pedir una cosa, porque eres muy expresiva, no toques, porfa, la mesa, porque se están escuchando muchos golpes y los estudiantes que nos escuchan estarán: estas personas que no paran de dar golpes.
¡Mis oídos, por favor! Tienes razón. Es que muevo, aleteo mucho las manos yo todo el tiempo.
Sonia es muy expresiva. Si vais a su Instagram veréis que es muy expresiva con sus miguitas de español, que es una sección que me encanta.
Ostras, si me atan las manos ya no sé hacer nada.
Sí, sí, sí, sí. ¿Por qué lo llamaste? Me lo has contado, pero quiero que lo cuentes. ¿Por qué lo llamaste miguitas de español? A esa sección donde un poco enseñas, pues eso, pequeñas dosis de español o de expresiones.
Pues mira, fue una cosa de coincidencia. Bueno, mi mente es así como muy, muy caos. Mi mente es muy caos. Y entonces, pues hubo un momento en que estaba asocie que tenía un montón de migas de pan. Yo tengo un niño, el niño era muy pequeñito antes. ¿Y qué pasa con los niños? Que todo lo que comen, todos los panes, todos los bocadillos, pues van cayendo miguitas y caían miguitas del pan, trocitos de pan. La casa siempre llena de miguitas y yo me ponía pero histérica de las miguitas. Está todo lleno de miguitas mi casa, el colchón, la cama, todo estaba lleno de miguitas. Y un día estábamos leyendo Hansel y Gretel. Seguro que lo he pronunciado fatal, Hansel y Gretel. Y estábamos leyendo el cuento y entonces vi que ellos seguían las miguitas para llegar a la casa de la bruja. Y en ese momento, en mi obsesión por las miguitas, de repente pensé pues como los estudiantes que ven los vídeos para llegar a aprender español, como Hansel y Gretel. Luego se los come la bruja, claro. Entonces ahí ya me pillé los dedos.
El final es un poco más.
Pero luego se liberan, ¿no? Luego se liberan.
¿Cuál es tu cuenta de Instagram, por cierto?
Mi cuenta de Instagram, @yourspanishteacheronline. Es así de simple. O sea, es que yo empecé a tener cuenta de Instagram al principio del principio y me puse ese nombre sin pensar que yo iba a hacer nada serio con esto, ahí voy poniendo cosas para mis estudiantes y luego se me hizo más grande la cosa. Y luego ya pues, vaya caca de nombre que he escogido @yourspanishteacheronline. Nada original.
No es original, pero es bastante... O sea, no hace falta ser muy creativo. Al final se encuentra rápido.
Lo va a entender todo el mundo. Pues mira, aunque parece como muy normal y que se entiende, algunas veces me escribe gente que me dice Perdona, ¿de qué das clases? ¿En serio?
Ya. O ¿cuál es tu trabajo?
¿Cuál es tu trabajo ahí? Your Spanish teacher.
Sí, sí, sí. Pero yo imagino porque quizás también hay muchas personas que crean contenido en internet sobre un tema que les apasiona, pero a lo mejor no son expertos en el tema o simplemente es una afición. Pero en tu caso, your Spanish teacher es bastante...
Mi profesión es mi afición.
Creo que no hay lugar a duda.
Mi profesión y afición es lo mismo.
Tú siempre has tenido esa vocación, siempre has querido ser profesora. Sé que siempre te han gustado los idiomas porque estudiaste Filología ¿Hispánica e Italiana?
Sí, las dos, Hispánica e Italiana.
O sea que imagino que el amor por las lenguas siempre ha estado ahí, pero tú te veías como profe de español, como lengua extranjera, o tenías otros planes. Cuéntame un poco cuál ha sido, ¿cómo has llegado hasta aquí, Sonia?
¿Cómo he llegado hasta aquí? Pues yo siempre quise ser profesora. Bueno, yo quería ser dos cosas en el colegio, cuando me preguntaban los profesores, ¿qué quieres ser de mayor? Yo siempre decía dos cosas, o camiónera o profesora.
Muy bien. ¿Y por qué camionera?
¿Por qué camionera? Mi padre era camionero y tenía un trailer enorme que tenía cama dentro. Y a mí me encantaba la idea de tener un vehículo en el que trabajar con una cama.
La verdad es que es práctico.
Me parecía maravillosa la idea y mi padre siempre me decía: Hay muy pocas mujeres camiones. Se necesitan mujeres camiones. Y yo pensaba, qué poder conducir un mastodonte así por la carretera, ¿sabes?
La verdad es que sí. Y luego echarte una siesta.
Y luego, oye, ahora me paro aquí en París a dormir.
Bueno, así que conseguiste uno de tus objetivos, porque imagino que camiones no conduces.
No, no, camiones no conduzco. Me encantaría, pero no, pero... Me encanta conducir. Pero sí, entonces dije profesora y estuve todo el tiempo sabiendo clarísimo que yo iba a ser profesora. ¿De qué? No lo tenía muy claro, porque me gustaba dibujar y leer. Y entonces, estuve hasta el último momento entre Bellas Artes y Filología, y ahí, y ahí, y ahí. Y al final, pues Filología, porque dije, si es que, es que...
Sí.
Si me pasó el día leyendo libros
Aunque la parte artística también se puede... Se puede poner en práctica siendo profesora, ¿no?
Hombre, claro.
Además, con tu niño también sois muy creativos los dos, que yo os veo por Instagram.
Está toda la casa pintada. Así cuando viene la gente y dice: Madre mía, sí. A veces me entra el arte y cojo una pared y la pinto, porque sí, porque es que me entra el arte y no puedo evitarlo.
Hay que canalizarlo, esa necesidad.
Creo que eso es lo bueno de esta profesión, de hacerlo todo, de trabajar online, de ser autónomo, que cuando trabajas en las escuelas, en las privadas, en las concertadas, en las públicas, estás encorsetado. Y a veces, cuando alguien tiene esa necesidad de creatividad, notas que hay una parte de ti que nunca termina de encajar en esos sitios. No estoy diciendo que la gente que trabaje en estos sitios no sea creativa, pero sí que al final tienes que siempre entrar por unas vías que te marcan. Y para mí ha sido muy liberador trabajar así.
Sí, sí, totalmente. Yo es una de las cosas que más aprecio. Bueno, yo antes trabajaba en una carrera completamente diferente. Fue en 2017 cuando me convertí en profe. Y una de las cosas que más apreciaba es que desde el principio podía poner en práctica mi poca o mucha creatividad y hacer lo que quería y como quería. Y probar cuando estás en una empresa, especialmente si es una empresa grande, al final todo está lleno de procedimientos y de guías que tienes que seguir. Y es normal, porque si no sería un caos. Entonces, esa parte creativa, si te consideras una persona creativa, es súper importante poder explotarla de alguna forma. Y si lo puedes hacer en el trabajo donde dedicamos al menos ocho horas al día pues, mejor que mejor.
Claro. ¿Feliz con tu cambio a la profesión de profesor?
Sí, yo ya no le temo a los domingos. O sea, ¿sabes esta sensación de los domingos que muchas personas tienen de mañana, lunes, tal? Ya eso ya no lo tengo, porque yo voy el lunes muy contento a la cafetería o al lugar de trabajo donde... Es como una oficina compartida donde trabajo y estoy muy contento. Sí que es verdad que antes, con mis trabajos anteriores, me resultaba bastante fácil separar el trabajo y mi vida personal, o durante el fin de semana no pensaba en trabajo y ahora pienso en trabajo mucho más, porque está mucho más conectado con mi vida, me gusta, quiero mejorarlo. Y esa separación es un poco más complicada de hacer que cuando trabajas por cuenta ajena para otra empresa o para otra persona. Pero sí, en general, vamos, es que mi trabajo me gusta mucho porque es que he creado mi puesto de trabajo, o sea, todo lo que hago lo he creado yo y lo he diseñado yo a mi medida. Entonces, eso yo creo que es... Nos hace unos trabajadores privilegiados. También tiene sus cosas malas, por supuesto, pero en general.
Y cuando tú estabas en el colegio, ¿a ti te gustaba la asignatura de Lengua, de Literatura?
No. No especialmente. De hecho, y los idiomas se me daban bastante mal. Sí, es la verdad. Sí, sí, sí. De hecho, nunca era un estudiante muy rebelde. Era buen estudiante, pero por ejemplo, con algunas cosas era muy rebelde. Nunca me leía los libros que nos obligaban a leer, los libros del curriculum. Nunca me los leía.
¿Te leías los resúmenes de los compañeros?
Correcto, me leía los resúmenes de una página web que se llamaba El rincón del vago.
Hombre, mítico.
Y ahí podías encontrar resúmenes. Y leía lo que me apetecía leer, pero siempre decía ¿Pero por qué me tienen que obligar a leer un libro? Porque yo veía leer como una actividad de ocio y que no... Era muy rebelde en ese sentido. Y empecé a apreciar el aprendizaje de otras lenguas y de la literatura siendo más mayor. Sí. Pero nunca he tenido, nunca he tenido una, ¿sabes? Siendo pequeño, una pasión por los idiomas, ni consideraba que se me diesen especialmente bien ni nada de esto. Jamás hubiese pensado que podría hablar inglés como hablo ahora. He hecho este año el examen del C2 y lo he aprobado y estoy muy contento con eso, porque para mí era como un hito, un hito vital. Y pero sí, tú imagino que sí, que siempre has tenido desde pequeña, sido muy apasionada por la lengua y la literatura.
Sí, sí, sí. Pero yo leía todo. Además, es que mis padres tenían una casa en el campo y los veranos estábamos allí y estábamos muy aislados porque solo mi padre conducía. Entonces nos aislábamos allí en medio del campo. Y recuerdo que todos los años al volver al colegio, siempre la gente os contaba sus veranos super fascinantes. Y cuando me preguntaban a mí, decía No he hecho nada, he estado en casa, en el campo y he leído. ¿Cuánto has leído? ¿Quién ha leído más de un libro? ¿Quién más de tres? Y cuando llegaba a mí siempre era de como 20, 30. Porque no hacía otra cosa. Era yo estaba allí, iba de la piscina al libro, de la piscina al libro y a veces en la piscina con el libro.
Claro
Y yo recuerdo veranos de estar en la universidad, estar en el campo y coger... Coger traducciones de latín para traducir en latín, y me ponía en mi mesa tan tranquilamente después de comer, porque me apetecía. Es que soy así de friki.
Eso es nivel friki, total.
Es nivel, es nivel.
¿Sabes que, mi chico, el inglés, él estudió...
¿Es filólogo clásico, no?
Bueno, no es filólogo, ha estudiado... Classic se llama en inglés, que estudias griego, antiguo, latín, cultura clásica y todo esto. Y también le encanta el latín y él en verano iba a campamentos de verano de latín.
¡Oh, mi ilusión!
Pero además es que los lugares era como en colegios que tenían como 500 años, unos edificios, era Harry Potter total.
Maravilloso, maravilloso. A mí me encanta. Yo leo con mi hijo Asterix y Obelix y juntos nos aprendemos fragmentos que tienen en latín y que repiten así como muy cómicos y eso. Es que me encanta, a mí me encanta.
Qué guay. Qué guay. Hace tiempo me quité del teléfono todas las redes sociales, YouTube, Instagram, TikTok, todo. Tengo límites para todas las apps, WhatsApp, respondo a los cinco días. O sea, soy muy malo respondiendo los emails también, porque intento utilizar el teléfono lo menos posible. Y desde que pasó esto, o sea, desde que decidí quitármelas, me las pongo cuando tengo que compartir algo en la cuenta de los podcasts y tal, de nuevos episodios, pero luego me lo quito. Desde que me decidí quitármelo, leo muchísimo más. ¿Por qué? Porque antes, a lo mejor, después de cenar, que estás aburrido, que no te apetece hacer nada, pues cogía el teléfono y estaba a lo mejor sin darme cuenta 45 minutos en Instagram, por ponerte un ejemplo. Y ahora cojo un libro, tengo un montón de libros. Me he comprado muchos más libros últimamente y además leo mucho más. Entonces, me puedo leer prácticamente, no un libro a la semana, pero sí un libro cada dos semanas perfectamente y digo: jolín, estoy leyendo muchísimo más que antes. Y la conclusión ha sido esa, olvidarme de que el teléfono... O más bien curar esa adicción que creo que padecemos muchísimas personas en el mundo moderno y me da mucha pena, porque joder, he descubierto tantas cosas guais en estos meses. He descubierto a Carmen Martín Gaite, por ejemplo, que imagino que la conoces. He descubierto pues eso, un montón de autores, estilos, que ni siquiera sabía que me gustaban. Leer más me ha dado también, me ha provocado tener más ilusión por escribir y estoy escribiendo todos los días un poco. Y que es que te inspira, de verdad, la literatura te inspira porque tú puedes ver una película o una serie y obviamente es arte también, pero es que leer desarrollas tu imaginación a un nivel, te creas en tu mente los personajes, las voces de los personajes, visualmente creas los espacios que te está narrando el autor o la autora. Y sí, creo que me estoy enamorando, fíjate, del acto de leer, que desde hace tiempo lo tenía muy apartado y además cuando leía era siempre no ficción, porque era siempre para mejorar a uno mismo o para mejorarse personalmente o profesionalmente. Y ahora me estoy obligando a eso, no usar el móvil, a leer, pero además a leer ficción, a leer literatura, a conocer autores y autoras nuevos, que además me daba cuenta de que solo leía hombres. Porque tengo una lista de los libros que me he leído y el año pasado creo que solo había leído a una mujer de, a lo mejor, diez libros que me había leído en todo el año.
Y fue una de las razones por las que conoce a Carmen Mart... Es Carmen Martín Gaite, ¿verdad? Sí, sí, sí. Siempre me confundo.
Sí, es maravillosa.
Sí, me leí un libro de ella primero que era ''Nubosidad variable'', que habla de la amistad entre dos mujeres, que es un libro es un libro súper lento. Es decir, tampoco hay una acción trepidante ni un montón de cambios, giros de guión y cliff hangers. Sabes esto, que acabas el capítulo y necesitas volver. No, no, es todo lo contrario. Los capítulos son muy largos, no hay muchísima acción, no hay muchísima atención, pero es que de vez en cuando en ese libro, la tía te mete una frase que dices guau, que te apetece subrayarla y recordarla. Y luego me leí ''Entre visillos'' también, que es un libro que se había leído mi hermana en el Instituto y también me gustó mucho. Y no sé, sí, recomiendo a todo el mundo que se eliminen las aplicaciones de... Bueno, no. No, porque esto...
Bueno, yo no tengo ni tele.
Que las usen con moderación. O al menos que de verdad es que creo que la literatura también, incluso la empatía. He sentido cosas que... Porque también lo que estoy intentando hacer es leer cosas o historias que no tienen nada que ver conmigo, para poder empatizar con otras personas del pasado, con otras realidades, y me parece una experiencia super interesante. Menudo rollo te he metido, Sonia.
No, no, no, no, no, no, no, no. No, pero además es que yo conecto mucho con lo que dices, porque yo también, yo el móvil lo gasto. Al ser madre fui mucho más consciente de los límites que quería poner con el teléfono. Entonces yo lo gasto solo cuando son las horas de trabajo. En el momento en el que el niño sale por la puerta, el móvil se guarda y ahí ya no me encuentra nadie. Y no tengo tele en casa, que esto le extraña a todo el mundo cuando entran en mi salón y dice ¿Dónde está la tele? Digo: no tenemos tele. Aprovechamos mucho más el tiempo sin tele.
Aunque hoy en día la tele, cada vez, lo que es la televisión tradicional, cada vez tiene menos importancia.
Claro, pero para mí era importante que no estuviera el elemento físico central en el salón. Entiendo mucho más el que tengas una sala aparte, pero que no sea el salón, que no sea el lugar donde vas a comer. Me gusta comer, hablar con mi familia. Podemos hasta jugar a las cartas mientras comemos, que le parece muy extraño a todo el mundo. Pero para mí me parece mucho más humano estar jugando a las cartas mientras como. Y mientras voy hablando con mi hijo de lo que ha hecho, de lo que he hecho yo y fluye y fluye. Que esté ahí siempre la tele recordándote: Estoy aquí, estoy aquí, soy el centro de tu vida, enciéndeme cuando quieras, cuando te aburres. No, pues nos aburrimos. Si te aburres un poco, pues cojo... Desde que no tengo tele he mejorado. Me regaló mi madre un ukelele y yo siempre... Desde que no tengo tele es que he mejorado mucho en la música. Y para mí, no sé.
Sí, a ver, al final da igual que sea tele, teléfono o podcast, da igual. A veces es importante un poco estar a gusto en el silencio. Claro. Es algo que no sé si tú... Imagino que por lo que me estás contando no lo encuentras difícil, pero a mí me cuesta estar en silencio porque me hace sentir solo. Y desde muy pequeño, siempre cuando estaba haciendo los deberes, a lo mejor sí estaba solo en casa, haciendo los deberes, me ponía la tele no para verla, pero para escuchar voces y sentirme que estaba acompañado. Y es algo que he mantenido cuando me costaba mucho dormirme cuando era adolescente. Ahora no, ahora me voy a la cama a las diez de la noche y caigo. Pero antes me costaba mucho dormirme y me quedaba escuchando la radio y me dormía escuchando la radio porque era una forma de sentirme acompañado. Y un poco practico de vez en cuando ese silencio y digo: Vale, César, te tienes que acostumbrar al silencio, a hacer las cosas sin ningún tipo de distracción o enajenamiento, no sé.
El ruido mental.
Sí, el ruido mental. Porque a veces me doy cuenta de que a lo mejor pienso, Hoy me siento un poco triste o estoy preocupado por esto, o estoy de bajón. Me voy a poner un podcast divertido. Y puede parecer... Creo que a veces es positivo, compensar una emoción con otra, pero a veces es necesario, bueno, voy a escuchar, me voy a ver qué tengo que decirme, voy a vaciarme, voy a escribir lo que siento, lo que sea, y no intentar siempre como poner...
Tiritas.
La alfombra encima. Claro, poner tiritas o poner parches a lo que estamos sintiendo. Así que me parece muy bien que no tengas tele y que tengas otros, que lo canalices de otra forma.
Solo la echo de menos el día de Nochevieja, cuando las campanadas, porque claro, como las tomamos con las uvas, siempre la tele es bastante buena para tomar las uvas.
Pero bueno, tenéis ordenador para si queréis ver una peli.
Claro, cogemos el portátil, lo ponemos ahí, ponemos las campanadas de Martes y trece. Yo veo las campanadas normalmente del año 96, 95, esas son muy buenas.
Sonia.
No me gusta la tele actual. Te lo juro. Mira, este año, por motivos de salud de mi madre, no podíamos ver las campanadas a las 12. Así que vimos las campanadas a las ocho de la tarde para que ella pudiera estar con nosotros porque no podía dormir tarde. Entonces, las pusimos a las ocho de la tarde y pusimos a Martes y trece. Creo que fueron las del 95 o 94, vete a saber. Eran muy añejas. Y las vimos, pero en mi familia esto... Estas cosas las hacemos y a nadie le parecen demasiado extrañas.
Oye, pero ¡qué guay! Me encanta esto.
Y ya es una tradición. O sea, ya no es la primera vez que lo hacíamos porque era que si la Pedroche, que si la Ana Obregón? Y dijimos, va, por favor, qué rancio todo y qué... ¿sabes?
Sí. A ver, tenemos que dar un poco de contexto porque... A ver, entonces, probablemente...
¿A mi locura o la cultura?
Ambos. En España, el 31 de diciembre se toman 12 uvas, los últimos 12 segundos del año, el día de Nochevieja, 31 de diciembre. Y tradicionalmente siempre hay especiales en televisión para esto. En los 90, un grupo cómico, un dúo cómico llamado Martes y trece, pues eran super populares, todo el mundo veía el show y luego veían las uvas. ¿Lo hacían ellos o lo hacían otras personas?
Las uvas las daban ellos.
Las daban ellos. Presentaban también la performance de comerse las 12 uvas. Hoy en día sigue habiendo lo mismo, galas musicales en televisión y son muy populares dos presentadoras, una es Ana Obregón y otra es de Cristina Pedroche, especialmente Cristina Pedroche, porque siempre tiene un outfit, un vestido muy extravagante, muy peculiar y se han popularizado esas... Las campanadas de la Pedroche, de Cristina Pedroche. Pero a mí me encantaba de pequeño, Martes y trece, el dúo cómico, así que esto...
Muy graciosos.
Lo quiero probar. De hecho, estoy pensando en hacer una fiesta de Nochevieja temática 90, que todo el mundo haya vestido de los 90 y en lugar de poner la tele actual, poner un especial de los 90 y verlo así. Así que te voy a copiar la idea.
Sí, nosotros vimos el especial también después, ahí, todo en el orden.
Qué bueno.
Sí, sí, sí.
Qué bueno, qué bueno. Qué personaje eres, Sonia, me encantas. Me siento muy cómodo hablando contigo.
También te digo una cosa, que ahora ves el programa que en los 90 nos parecía super cómico, graciosísimo, y ahora hay muchas cosas que dices, oye, Dios mío, chirrían, ¿no? Chirrían. Dices, o Dios mío, lo que acaban de decir, qué barbaridad de las mujeres. O Dios mío, lo que acaban de decir, es una cosa súper racista. Y muchas cosas. Pero con toda esa, no sé, con esa cosa de la tele muy nueva, muy en pañales.
Pero a mí eso me parece positivo. Ostras, hace 30 años nos reíamos de las mujeres maltratadas por su pareja, porque es uno de los sketchs más controvertidos ahora. Pero al mismo tiempo no me parece bien, obviamente, valorar el humor de hace 30 años con los estándares de ahora, porque la sociedad ha avanzado y obviamente lo que nos parecía gracioso o cómico, nadie se atrevería a bromear con eso, no porque por ser políticamente correcto, porque sabemos que son situaciones bastante dramáticas. Entonces, me parece interesante revisitar eso y ver cómo hemos cambiado para bien, en mi opinión.
Claro. Sí, que se puede extender ahora todo lo de la... Esta política de la cancelación, de las películas, de los libros. Pues claro, es que si ves ''Lo que el viento se llevó'', pues claro, es que van a haber cosas que te vas a decir hombre, esto... Pero es que claro, es que está basado en una época determinada, en una época de grabación y en una época determinada de ambientación. Entonces, así como muchos libros. Y entonces es curioso que se corten escenas de determinadas películas, que en vez de intentar educar un poco en... En un contexto.
Claro.
Aprender del contexto y aprender... Claro, es que...
Sí, sí, sí, absolutamente. Y tú, por ejemplo, con esto, cuando estás educando a tu hijo, veis una película de hace 40 años que tiene, yo que sé, un montón de clichés, de estereotipos raciales. Y es una buena película, ¿no? Pero tú le explicas un poco, le das más contexto para que no absorba este tipo de estereotipos o simplemente...
Sí, constantemente. A nosotros... Vemos películas infantiles y eso, pero no tantas, pero con la literatura también nos pasa. A él le gusta mucho, mucho leer. Nosotros leemos juntos una hora, dos horas al día, todos los días. Entonces, el a veces elige libros que son muy antiguos y a veces, el otro día, por ejemplo, escogió uno de Disney de Pato Aventuras. ¿Recuerdas Pato Aventuras? Los patitos estos. Escogió un libro de esos y en el libro de repente el castigo a un niño al que castigaban en el colegio era: Alá, ponte con las niñas. El castigo era sentarse con las chicas al fondo de la clase. Y todos los niños se burlaban de ese niño porque se sentaba con las niñas. Entonces, incluso él mismo paró el libro y dijo: Pero mamá, ¿esto qué es? Porque es un castigo sentarse con las niñas. No lo entiendo. Entonces tuve que explicar. Bueno, es que este libro... Este libro es de los años 70. Hemos comprado un libro de los años 70 y entonces todo era diferente. Y además, este... Además está ambientado en un momento aún más antiguo. Se supone que es un colegio de los años 50 y estas cosas pues pasaban entonces. Lo bueno es que tú te das cuenta, y hace reflexionar un poco a los niños, en lo bueno es darse cuenta, ser conscientes de por qué han cambiado las cosas y que qué injusticia que han vivido esas personas, que ahora muchas son mayores y entonces también.
Claro, si este libro lo hubiese leído en los 70, 80 o 90, hubiese entendido perfectamente por qué era un castigo estar con las niñas, porque teníamos otra visión. Justamente hace poco he compartido en el podcast de Nivel Intermedio un episodio sobre la educación segregada y la educación diferenciada entre sexos, y decía que para mí, especialmente en Valencia, creo el único colegio que me viene a la mente de educación segregada es uno que pertenece al Opus Dei, que es como una rama ultra católica y súper conservadora.
Sí, está en frente de mi casa de mis padres. Enfrente, vamos. Pared con pared.
Que es solo de chicas. Y yo he ido a un colegio católico, pero era un colegio mixto. Entonces, para mí, en mi mente española, la idea de la educación segregada era algo súper conservador. Pero cuando me mudé aquí, me mudé aquí y luego he conocido un montón de gente que considero bastante progresista, pero que defiende la educación segregada y me pareció interesante ver esa diferente percepción. ¿Tú qué opinas? Además, estás ahora en plena crianza.
Crianza a tope.
¿Crees que puede haber algunos beneficios de la educación segregada por sexos? Puede haber beneficios, pero no...
Claro. Creo que como todo, siempre va a haber algo positivo por una parte y por otra. Para mí, la balanza al final es el estar mezclados. Para mí, al final, yo creo que los beneficios... Porque yo, ya te digo, yo vivía... He vivido 30 años delante de este colegio del que tú hablas, 30 años. Y yo he visto ciertas actitudes, por ejemplo, el pasar y ver cómo las niñas dentro del colegio se ponían en la valla, que ahora está tapada, pero en aquella época no tapaban las vallas de los colegios y podías mirar a través de las vallas. Ellas se asomaban a las vallas y veían a chicos pasar y les decían unas obscenidades. Unas cosas. Y recuerdo que mi madre me decía: Es que, ¿sabes qué pasa? Que como no están acostumbradas a ver chicos, cuando los ven se vuelven locas. Tú vas a un colegio mixto, para ti es normal, incluso, hasta te molesta, porque estás harta de que te molestaban, de que tenías esos... No sé.
O sea, que había más que... Que la represión un poco en la etapa adolescente era negativa, de no poder estar.
Claro, yo lo veía luego en eso... Eran chicas de 13, 14 años y que tenían las hormonas disparadísimas y no había una gestión clara. Porque el universo masculino estaba tan fuera para ellas que era muy curioso. Entonces dices, ¿entonces qué pasa? Salgo con 14-15 años y entonces empiezo a conocer cómo funciona esto de las relaciones de diferentes... No sé, creo que es más rico, creo simplemente que es más rico. Igual que decidí llevar a mi hijo a un colegio público porque quería una riqueza cultural y social más grande. Quería sobre exponerlo lo máximo.
De esto... Encontramos información sobre esto. El tema de la segregación no forzada por ley, pero que al final en muchísimos colegios en España, y tú lo sabes, están segregados por clase social y por... Incluso por origen. O sea, hay colegios públicos en España donde solo hay hijos de inmigrantes.
Claro.
Entonces, es una segregación residencial, porque el barrio es poblado principalmente por inmigrantes y mucha gente decide no llevar a sus hijos españoles ahí por este motivo.
Yo lo he escuchado en mi barrio. Tú sabes, en el barrio en el que vivo yo, pues en mi barrio hay mucha riqueza cultural. Y yo he escuchado gente decirle: No, mi hijo va a tal colegio y gente del barrio decirme: Ay, yo es que no lo puse en la lista, porque hay muchos gitanos. A mí me lo han dicho: Porque hay muchos gitanos ahí, en la cara.
O sea, por razones de etnias.
Claro, y dices: Ostras, es que me estás diciendo una cosa súper racista. Aparte de que no me conocen y no saben que yo estoy casada con una persona de origen gitano.
Claro.
Nunca sabes a quién tienes delante para soltar este tipo de comentarios.
Esto me gusta mucho porque a mí a veces me hacen algo, a lo mejor delante de mí hacen un comentario homofobo y yo... Pues yo soy marica, ¿sabes? O un comentario racista que utilizan una palabra despectiva para alguien de Sudamérica y yo digo: pues mi padre es argentino, ¿sabes? Y es como se ponen de todos los colores.
El colegio está lleno de gitanos y digo: sí, mi hijo. Pero como lo ves blanco y rubio, ¿verdad? Pues no te lo parece. Entonces, pues sí. Es que, pero económicamente ya, por ejemplo, cuando lo llevas a un privado, que dices, bueno, ahí puede entrar cualquiera. Hombre, cualquiera no entra. En el momento en que tú pagas 1000 euros al mes, cualquiera no entra. Pero van todos con uniformes para ser iguales. Iguales pagando 1000 euros no van a ser nunca, les pongas el uniforme de todos los colores que quieras.
Sí, bueno, van iguales dentro de ser ese grupo homogéneo. El tema del uniforme, fíjate que no lo veo mal. Yo he llevado uniforme, pero era un colegio concertado al que iba y la uniformidad no me parece mal, aunque ahora hay polémica. Justamente ayer vi en El País, en un periódico, que había polémica en un colegio religioso que había decidido que todos los estudiantes, todo el alumnado, independientemente de si eran chicos o chicas, llevaran falda. Perdón. Llevaran... Eso hubiese sido muy progresista. Llevaran pantalón. Entonces, los padres se quejaban porque querían que sus hijas, algunas de ellas, continuasen llevando falda. Y yo pensaba justamente el punto, la idea de la uniformidad es que todo el mundo vaya igual. O sea, no hay uniformes de bombero mujer, bombero hombre. No hay uniformes de policía hombre-policía. Lo normal en la uniformidad es que no haya una diferencia por sexos. Pero en general sí que... Sí. Sí, sí. Al menos en los 90, cuando yo iba al cole, un poco la idea del uniforme, ya te digo, era un colegio concertado, creo que pagábamos como 7 euros al mes, que no era... Prácticamente como si fuera un público. La idea era un poco de intentar que no se mostrasen las diferencias, quizás, entre los recursos económicos de un niño u otro, que no... Un niño fuese con un montón de marcas y otro fuese con ropa de segunda mano.
Ese tipo de colegios, sí.
Claro. Entonces, esto tiene... Sí, yo creo que al final lo importante es, si no puede ser durante la etapa educativa, que la integración se produzca de alguna forma. Pero la sociedad está muy fragmentada por clase, por origen, por un montón de historias. Y creo que tampoco hay que... O sea, tampoco hay que ser super ingenuo. Y es verdad que a veces con las integraciones es complicado. O sea, yo, integrarme en este país para mí ha sido a veces complicado en algunos momentos porque tengo costumbres diferentes y demás, pero en general, la experiencia es mucho más enriquecedora. Las cosas positivas que tienes, que obtienes de integrarte y de conocer a otras personas, siempre es positiva de... Siempre es más positiva que los posibles inconvenientes o los pequeños problemitas que puedan surgir.
Sí, yo creo que sí. Y se aprende a lidiar con un escenario lo más parecido posible a lo que te va a ofrecer la vida después, ¿no?
Exactamente. Que al final, cuando tú estás en la calle, estás con gente de todo el mundo, literalmente.
De todo el mundo. Y tienes que saber moverte, con todo.
Ser resolutivo.
Claro, sí. Y ser un ser social en la medida de lo posible, pues eso, con un espectro lo más amplio posible. Y no solo me sé mover ahí con quien estoy extremadamente cómodo.
Sí, sí. La expresión está tan manida de salir de tu zona de confort, ¿no?
Ay, claro. Pero a mí me encanta salir de la zona de confort social. A mí me encanta.
Sí. De hecho, no sé si a ti te pasa, creo que sí, que te pasará, pero tú te sientes más cómoda hablando con personas de tu edad o con personas de más edad o menos edad que tú. Porque a mí me pasa eso, que las personas de mi edad no es que ni me aburran ni nada, pero siempre me parece más interesante, por ejemplo, hablar con mi hermana que tiene 19 años y me cuenta cosas que yo no entiendo o que me abre las puertas a una generación diferente o a personas que son mayores que yo por la misma razón. Como la gente que tiene de mi generación, ya más o menos conozco de qué va la cosa, pero tengo menos que descubrir.
Te va a sorprender menos. Yo también, a mí también me pasa. Mira, hoy mismo he dejado a mi hijo en el colegio y al entrar en el patio una abuelita, una vecina que tiene 83 años, enseguida: Hola, bonica. Y me he puesto a hablar con ella media hora y me sabía mal cortarla. Y me ha empezado a contar. Bueno, bueno, bueno, ha empezado. Si yo soy rizomática, esa señora vamos, me supera. Y he estado media hora con la abuelita y al final han bajado otras tres. Y hemos hecho un grupo ahí que digo...
Una pequeña tertulia improvisada.
Pasaba el cartero y me miraba con una cara de: En la que te has metido. Y yo ahí pensando: si estoy disfrutando un montón.
¡Qué bueno!
Me encanta hablar con los adolescentes, con los niños pequeños. A mí me apasiona el mundo infantil, los niños. Y poco respeto y poca consideración se les tiene tanto a los niños como adolescentes, porque también hay mucha adolescentofobia. Eso tendrá seguro otra palabra, y a los ancianos. Los extremos están muy...
Es verdad. Se ve mucho adultocentrismo, creo que se llama.
Muchísimo, bares, restaurantes donde no pueden entrar niños. Imagínate que eso lo hacemos con una raza. No se admiten... Pues, restaurantes donde a la gente le parece lógico que no se admitan niños. Los abuelos a lo mejor tampoco son estéticos en algún momento y un restaurante decide vetarlos. O alguna raza demasiado alta que no quieres que entre, porque no lo sé.
Nunca lo había pensado así. Hombre, entiendo en discotecas y lugares donde la gente...
Se consume alcohol...
Se consume alcohol e incluso...
Claro.
Claro. Solo para mantener... No sé.
Sí, sí, sí. Nunca había pensado esto, fíjate. Sonia, pues primero, muchas gracias, porque como que me has dejado con mejor espíritu.
Ya no estás marrón.
De buen rollito.
¿Un poco más beige?
Ya no estoy marrón.
¿Beige, quizás? -
Estoy un poco más beige, sí. Ya me acerco al blanco, así que gracias por la charlita.
Estupendo
Gracias por estar aquí. Y dinos dónde te pueden encontrar las personas que estén interesadas en conocer tu contenido, tus miguitas, tu web.
Pues, principalmente eso, en Instagram, en @yourspanishteacheronline. Tiene rayitas abajo todo. Guion, spanish, guion, todo con muchas rayitas.
Lo pongo en la descripción del podcast, que será más fácil. Clicar.
Y si no ponen rayitas también lo encontrarán. Soy el emoticono de una persona muy sonriente y con mucho rosa. Y en YouTube también con el mismo nombre y mi página online. www.yourspanishteacheronline. www.yourspanishteacher.online. Mira que no decir bien mi página. Qué mal, qué mal he quedado. Qué poco de ventas, qué poco de ventas soy.
Bueno, yo lo pongo todo en la descripción del episodio y así es muy fácil encontrarte, no te preocupes. Y si no, que me pregunten. Perfecto. Pues, Sonia, muchísimas gracias.
De nada, de nada, nada. Y cuando quieran nos vemos aquí en Valencia y hacemos una fiesta de los 70 con Martes y trece.
¿De los 70 o de los 90? ¿Me vas a llevar a la prehistoria?
Ahora los 70 he dicho bueno, Martes y trece ya tiene sus años.
Nada. Perfecto, me parece muy bien. Perfecto. Pues muchas gracias, Sonia. Y muchas gracias también a ti.
Muchas gracias a ti por invitarme.
Gracias, gracias. Un abrazo muy grande. Gracias a ti también, estudiante, por escucharnos. Si has llegado hasta el final del episodio, y si te gusta el podcast, recuerda recomendarlo a otros estudiantes, valorarlo en tu plataforma de podcast con unas estrellas o un comentario y no te olvides de seguirle... Seguirlo, darle el botón de click al follow. Nos escuchamos en el próximo episodio. Un abrazo grande.
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Muchas gracias 🙂
Ayer volví de un citytrip a Valencia, y puedo confirmar que a los Valencianos les encanta el ruido 😂
Había el Día de la Comunidad Valenciana con el festival pirotécnico el 8 de octubre (y la procesión el 9). A mi me molesta el ruido y me alejé, pero (casi) toda la gente Valenciana se juntó a celebrar.
En resumen, disfruté la comida, el centro histórico, el parque, la playa y la gente agradable, pero la próxima vez visitaré Valencia en otro periodo 😁