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E37 Síndrome del impostor, ¿vender o estafar? y Cuenca - con Marta


Lista de vocabulario (leer antes de escuchar el episodio):



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Episodio 37: Síndrome del impostor, ¿vender o estafar? y Cuenca Hola estudiante, muchas gracias por estar aquí una semana más en el podcast de Español Avanzado, de Spanish Language Coach. Hoy tengo conmigo a Marta. Marta, te he dicho que me he dormido. Normalmente me despierto a las 6:20, entre semana, pero me he dormido. Digo, me quedo un rato más en la cama y me he despertado literalmente hace media hora. Tengo todavía la cara un poco hinchada. Lo que no te he dicho es que hoy es mi último día donde mi edad está más cercana a los 30 que a los 40, porque mañana es mi cumple y cumplo 35. Así que...


Bueno, pero...


Hoy me pillas jovenzuelo aún.


Entonces, es la excusa perfecta para quedarte dormido, porque son cosas de la edad. No pasa nada.


Exacto. Quería ser un poco rebelde. Todavía soy casi más treintañero. Estudiante, antes de que se me olvide, recuerda que puedes descargar la transcripción, leer la transcripción del episodio y también la guía de vocabulario, con todas esas palabrejas y expresiones que quizás no conozcas, las vas a poder leer antes de escuchar el episodio y entendernos mejor. Bien, Marta, ¿puedes hacer una pequeña presentación de quién eres para que te conozcan un poco más los estudiantes?


Sí, claro. Mi nombre es Marta, como bien has dicho. Soy profesora de español para extranjeros. Y tengo una página web que se llama spanishflowschool.com. Y me dedico a enseñar. Mi nicho son personas que están expatriadas en España o que tienen pareja española, que no viven en España, pero que tienen pareja española, parejas bilingües. Porque yo he vivido durante diez años en Bristol, en Inglaterra, y allí muchos de mis alumnos se apuntaban a mis clases por esa razón, porque se habían echado una pareja española, un novio o una novia española, y necesitaban aprender español para poder hablar con su familia política. Y me encantaba darles clases a ellos, era muy divertido. Y ahora que me he pasado al mundo online, he querido mantener ese público.


Sí, es verdad que es importante poder comunicarse con tu familia política.Tener la oportunidad de al menos...


Es muy importante.


Sí.


Poder ir a las cenas de Navidad y poder enterarte de lo que están diciendo, de lo que te están diciendo a ti y poder participar e integrarte en las conversaciones.


Sí, es verdad. Y bueno, toda mi familia política es británica y cuando los conocí hace ya casi ocho años, obviamente ya entendía inglés, ya tenía un nivel avanzado de inglés. Pero es verdad que no es solo... Es mucho más del idioma, es también conocer un poco la comunicación interna, las cosas que son habituales en la familia, lo que no es habitual, las tradiciones, lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer, lo que se puede decir, lo que no se puede decir. Cada familia es como una pequeña nación, con usos y costumbres diferentes.


Así es, sí. Yo también, durante mi estancia en Bristol, tuve un novio inglés. Los primeros años que vivía allí, casualmente, no fue porque me dijera todo el mundo: No, la mejor manera de aprender inglés superrápido es tener un sleeping dictionary, dormir con el diccionario.


Nunca había escuchado esa expresión.


Sí, ahí me lo decían todo el rato. Y era muy curioso, no sé si te ha pasado a ti, que a mí me parecía como un choque cultural grande, que era como después de las comidas familiares, es como que todo el mundo de repente cogía su periódico muy gigante y todo el mundo se ponía a leer su periódico. Y para mí, claro, en España está la típica sobremesa en la que tú acabas de comer, las charlas continúan, todo el mundo sigue charlando, comiendo o no sé, café, licor. Y ahí era como la comida se ha terminado y cada uno coge su periódico y era como: ¿Y qué hago? Cojo también un periódico, ¿y con quién hablo?.


Sí, porque mucha gente


No sé si te ha pasado a ti eso.


No, mi familia política no lee el periódico físico, no compra el periódico. Pero sí que tienen suscripciones a diferentes periódicos y son muy de leer las noticias. Pero normalmente sí que hay como sobremesa. Por ejemplo, esta Navidad, que he estado... Esta Navidad no, para noche vieja, he estado allí. Y después de comer y después de cenar, pues sí que nos quedábamos charlando, tomando un té o jugando a juegos de sobremesa. Así que el ambiente es bastante... Ya sabes jugar al...


Sabes jugar al backgammon.


Ay, me suena. ¿Eso qué es? ¿Eso es lo de las letras?


No, es un juego que se van colocando así como fichitas redondas. El tablero tiene forma así como de triángulos, tiene triángulos dibujados. No lo recuerdo muy bien porque de esto hace ya bastantes años, pero allí en la casa de mi ex novio sí que era algo muy habitual jugar a eso.


Vale, no, pues nunca he jugado. Es que además, sé jugar al ajedrez y al parchis, pero no sé jugar ni a las damas, ni sé jugar a las cartas, no sé jugar al póquer, Porque mi madre me prohibía jugar a todo lo que fuera relacionado, todo lo que tuviera un poco de relación con los juegos que luego pudiesen llevarte a jugar con dinero. Mi madre me lo tenía prohibidísimo, así que nunca he llegado a aprender a jugar a nada de eso. Y Marta, en Bristol, ¿estuviste de profe en una universidad allí, en la Universidad de Bristol? Yo imagino.


Así es.


¿Cómo es enseñar español en la universidad?


Pues a ver, es muy académico. La metodología que se utiliza allí, pues obviamente es con el fin de que ellos pasen los exámenes, que aprueben los exámenes. Entonces, allí tenían una clase que era de gramática pura y dura, solamente había gramática. Luego había una clase de conversación, había clases de traducción y clases donde se mezclaban todas las habilidades de lectura, de escucha, etcétera. Entonces, digamos que ellos aprendían un registro bastante formal. Se les preparaba muy bien para su año en el extranjero, porque en su tercer año de carrera se iban a un país hispanohablante. Ellos elegían el país donde querían ir. Y luego, el último año, volvían otra vez a la universidad y completaban ahí su último año. Entonces, los dos primeros años se les prepara mucho también para que sepan desenvolverse en un país hispanohablante. Y luego, el cuarto año, pues siguen perfeccionando. Entonces, son estudiantes que sí, están motivados, la gran mayoría, otros no, otros se apuntan a español porque piensan-


¿Eran estudiantes de filología hispánica o de qué grado?


Sí, ellos allí pueden mezclar, ellos pueden elegir español y derecho o español e historia. Entonces, muchos de ellos combinaban las dos carreras.


Sí que había algunos que solamente estudiaban español, que esos tenían más horas, pero había muchos que hacían las dos cosas, dos carreras diferentes. Yo también impartía asignaturas a estudiantes, que a lo mejor eran estudiantes de medicina. Pero tenían lo que eran las asignaturas de lo que aquí en España llamamos asignaturas de libre elección. Allí en inglés, en Inglaterra, se llaman open units, que sí que ellos luego pueden elegir un idioma. Ellos estudian medicina, pero tienen algunas horas o créditos que pueden dedicar a estudiar idiomas. Entonces, allí en la Universidad de Bristol, el español era el idioma más popular por encima del francés, porque durante muchos años la gran mayoría de estudiantes que estudiaban idiomas, elegían el francés, pero en los últimos años, el español se convirtió como en el más demandado.


Sí, a nivel país ya es el más demandado, ahora en Reino Unido en general, en universidades y también colegios, ha superado al francés.


Así que sí, muy bien. Como te digo, era un español académico, muy formal y quizás la única pega que le pondría yo es que se le deberían dedicar más horas a también enseñar el español de la calle, porque sí que se les enseñan las típicas expresiones idiomáticas. Pero bueno, se dedicaban muchas más horas a...


Lo que pasa es que también el español coloquial, el problema es que claro, ¿qué español coloquial enseñas? Porque el español coloquial de México es diferente al de España. Se podría tener en cuenta, yo tengo un libro de expresiones idiomáticas y te dice qué expresión se usa en cada país. Y hay algunas que se pueden usar hasta en cinco o seis países y esas serían ideales para enseñar, porque son bastante versátiles y se pueden aplicar en diferentes lugares. Pero hay veces cuando yo veo una peli mexicana o algo así, o una serie de Colombia, digo: ¿Qué querrá decir esta expresión?. No lo pillo muy bien, si no estás familiarizado. Y Marta, he visto, estolqueándote un poco, Que antes de ser profe, también tuviste otra vida y otra carrera, porque estudiaste periodismo y te dedicaste al periodismo durante un periodo de tiempo también, ¿no? Háblame un poco de esta época. ¿Por qué decidiste estudiar periodismo, trabajar como periodista y luego por qué decidiste hacer el cambio y decir: Me voy a dedicar a la formación de español como lengua extranjera.


Yo decidí estudiar periodismo de alguna manera porque en aquella época, cuando acabé bachillerato, no tenía muy claro qué hacer. Sabía que no me gustaban las ciencias, pero me gustaba un poco la psicología, el periodismo, escribir, la radio, me gustaba mucho también, pero no lo tenía del todo claro. El caso es que decidí periodismo porque luego mirando el programa dije: Bueno, aquí hay un popurri de asignaturas que me vienen todas muy bien, porque ahí se estudiaba mucha historia, sociología, filología, mogollón de materias y dije: Bueno, pues aquí me meto. Todo esto me llama. A ver qué tal. Sí. Y genial, la verdad que muy bien estudié en Madrid, en la Universidad Complutense. Y bueno, he de decir que durante la carrera tampoco es que se aprendan muchas cosas así... Es como que aprendes un poco de cada materia, pero nada en profundidad.


La Universidad Complutense es una de las más prestigiosas para periodismo en España.


Sí. De hecho, la nota de corte para entrar ahí en periodismo en aquella época era bastante alta. Era un 8,2 o algo así, porque había muchísima demanda.


Muy alta, sí.


Y sí, los periodistas más reconocidos, muchos salen de ahí, pero es raro, porque las clases estaban masificadas. Las prácticas que teníamos para aprender a usar una cámara de vídeo, hacer reportajes en la calle y demás, eran cámaras superobsoletas, que ya de primeras nos decían: No, es que esta cámara ya no se usa en ningún sitio, pero aquí es la que hay. Y pesaba tanto la cámara, que nos enseñaban cómo ponerte la cámara al hombro sin partirte la espalda. Es como tienes que primero coger y flexionar las piernas y ponerte la cámara al hombro. Y en ese aspecto era era muy gracioso de: Bueno, vamos a aprender estas cámaras de los años 70 y luego ya en en la vida real veré qué hago.


Pausa para beber agua.


Pausa para beber agua. Entonces, Luego, cuando terminé la carrera, empecé a trabajar en un gabinete de comunicación, que era de una consultora inmobiliaria, que esto era allá en el 2008, cuando explotó la burbuja inmobiliaria. Por lo tanto, ese trabajo duró un año. Y luego empecé a trabajar en un periódico digital, donde ahí sí que ya aprendí lo que era el oficio más en sí. Y aprendí a ir a ruedas de prensa, grabar, editar, escribir noticias. Teníamos un pequeño canal en YouTube con noticias, con un pequeño telediario. Entonces, allí aprendí a usar el teleprompter.


O sea que hacías imagen, ¿salías en pantalla?


Sí, no era en televisión, era en este canal que tenía el periódico, era un periódico digital. Y muy bien, porque aprendías, pero no tenías la presión de decir: Bueno, es que como cometa un error, me está viendo aquí todo España.


Claro.


Es como que la audiencia era más pequeña, entonces no tenías esa presión de: No la puedo cagar.


Que es bastante común en España, de vez en cuando, siempre algún reportero o reportera se ponen muy nerviosos y de repente salen de plano porque dicen: Me he equivocado, y se van, se bloquean y se van. Y a lo mejor están en un telediario nacional que lo están viendo más de un millón de personas. Y es un poco... Pobrecito, pobrecita.


Sí, es que impone mucho. O sea, hacer un directo, yo cuando los veo... Los que no tienen mucha experiencia Claro, te pones muy nervioso.


Claro, claro, claro. Y cómo, cuándo y cómo dijiste: Bueno, me voy a dedicar a la formación del español, voy a aparcar el periodismo. Aunque puedo ver las imágenes, Y te hacen muchas conexiones, pero...


Pues esto fue un poco cosas de la vida. Yo, cuando estaba trabajando en este periódico, tenía la necesidad de tener mi experiencia fuera de tener un año en el extranjero, vivir en otro país y aprender inglés, perfeccionar mi inglés. Entonces, me fui a la India en primer lugar para aprender inglés.


Muy Julia Roberts, todo. Eat, pray and love.


No funcionó. Aprendí muchas cosas, pero inglés no. Y después ya dije: Bueno, creo que para aprender inglés lo mejor es que me vaya a Inglaterra. Y llegué a Bristol, y como mi inglés era muy básico, pues ahí yo empecé a trabajar de camarera, de glass collector. Bueno, camarera era mi principal trabajo allí en los primeros meses. Y conocí a alguien que me dijo que daba clases de español y pensé: Qué buena idea, porque ese trabajo lo puedo hacer sin saber muchísimo inglés. Y además, es algo que lo puedes hacer mientras viajas, puedes estar en España, puedes estar en Inglaterra, lo puedes hacer online. Y me pareció una idea muy atractiva y además a mí siempre me ha gustado mucho el... Cuando era pequeña me gustaba mucho lo del análisis sintáctico de las oraciones, el sujeto, el predicado, no sé qué tenía... Eso que todo el mundo odia.


Sí, totalmente.


Y bueno, decidí formarme en esto, hice el máster para formarme como profesora de español mientras trabajaba de camarera. Mis ratos libres era un máster que hice online y encontré trabajo en la Universidad de Bristol superrápido. Entonces, tuve esa suerte. Hice unas prácticas, hice algunos voluntariados en Marruecos y tal para coger un poco de prácticas, de experiencia.


Para romper mano.


Sí. Pero fue muy curioso, porque luego cuando empecé a trabajar en la universidad, era como que yo me sentía de: ¡Uf! Lo voy a hacer bien. Estoy en una de las universidades más prestigiosas de Inglaterra y los estudiantes, claro, son muy demanding en este aspecto.


Exigentes.


Claro.exigentes, sí. Sí, puedo ver como yo también hubiese tenido un poco de síndrome del impostor, porque de hecho creo que el síndrome del impostor cuando trabajas en otro país siempre tiende a ser superior. Yo recuerdo cuando hice unas prácticas en un hotel como organizador de eventos y después de acabar las prácticas, yo pensaba que me iba a ir y sin embargo, me ofrecieron quedarme como empleado, no como becario. Y cuando me lo estaban ofreciendo, yo dije: Pero es que mi nivel de inglés, yo cuando cojo el teléfono todavía no entiendo lo que me dicen los mensajeros, o mucha gente que me llama, no entiendo lo que me dice. Y la mujer me miró y me dice: César, si te estoy ofreciendo trabajo, es porque creo que sé que lo haces bien, si no, no te lo ofrecería. Entonces, cállate y vete y acepta el trabajo y déjame en paz. Y yo: Pues es verdad, al final, si alguien está depositando la confianza en ti, es porque sabe que puedes hacerlo.


Exactamente.


Es inevitable.


Sabe que a lo mejor al principio... Sí, muchas veces es más nuestra inseguridad que tenemos nosotros mismos, que el que te está contratando puede ver, es como te veo completamente capaz de hacer esto.


100%. Y Marta, que llevamos ya casi 20 minutos y no hemos sacado las preguntas que dejó Antonio. La primera pregunta era, espérate, como la formuló él. Sabiendo lo que sabes, si pudieses volver a empezar tu carrera, ¿a qué te dedicarías? Y la segunda es, ¿dejarías a tu pareja por 3 millones de euros? ¿Sacrificarías el dinero, mucho dinero, por amor?


¿Cuál eliges? A ver, si quieres te respondo a la segunda y te dejo la fácil para ti.


Vale.


Yo creo... Bueno, va a sonar un poco cursi, pero no sacrificaría a mi pareja por tres millones de euros.


Es que además tres millones de euros, tampoco es tanto. Si lo analizas, no es tanto.


Claro, no es tanto.


Y más con dos niños y la inflación.


Claro, es como que prefiero quedarme como estoy.


Te da para un par de años.


Exactamente. Prefiero seguir como estoy con mis clases y así, que tener tres millones de euros y estar sola y no saber ni dónde gastar de ese dinero. Así que eso sería mi respuesta. O lo que se puede hacer es dejar el amor temporalmente, coger los tres millones de euros y luego intentar reconquistarle.


Sería también una buena estrategia. Muy buena, sí. La pregunta de qué haría si supiera lo que sé, es que es una pregunta complicada, porque claro, si supiera lo que sé... Para empezar, he tenido trabajos que no me han gustado muchísimo, pero es que en todos he aprendido algo. Empecé a trabajar con 15 años, hace 20 años ya, de camarero. Hasta los 18 trabajé de camarero, luego trabajé de dependiente. El trabajo de camarero no me gustaba especialmente porque soy muy patoso y me sentía muy inseguro llevando los platos a la mesa. De hecho, alguna vez he tirado algún plato encima de un cliente. Pero sí que es verdad que aprendí mucho, yo era supertímido, superintrovertido. Entonces, me ayudó mucho con la interacción social de forzarme a sonreír a ser amable, a lidiar con personas de todo tipo, personas que están un poco borrachas, personas que son un poco maleducadas. Entonces, me ayudó mucho con esas habilidades sociales. Luego trabajando de dependiente, también aprendí mucho de comportamiento del consumidor, porque trabajaba vendiendo teléfonos móviles. Aprendí cómo funcionaba la industria de la telefonía móvil en esos años, aprendí de tecnología. Era para una empresa británica, pero en España. The phone house. Entonces, todos los trabajos, independientemente de si me han gustado mucho o poco, me han llevado donde estoy y donde estoy ahora me gusta mucho. Antes de empezar a grabarte, hablaba de que esto, que yo lo considero como un videojuego, que esto nunca acaba y siempre cuando superas una fase hay otra y hay otra y hay otra, que por una parte está bien porque te mantiene motivado, pero por otra es un poco como: Bueno, me voy a sentir satisfecho del todo alguna vez. Y creo que la respuesta a veces es no, pero es que a lo mejor de eso va la vida, de continuar, de tener aspiraciones, de continuar progresando. Y es que de verdad me gusta lo que hago. De verdad me gusta lo que hago. Igual con lo que ya sé, hubiese tomado atajos para llegar antes. Pero no sé, es que incluso cosas que puedes pensar: ¡Guau! Qué locura hacer esto. Como por ejemplo, para conseguir el trabajo en The Phone House, la tienda de teléfonos móviles, yo me fui del examen, el examen de selectividad, que es el examen de acceso a la universidad, la entrevista para este trabajo era a las cinco de la tarde y yo tenía un examen de Matemáticas de tres a cinco o de cuatro a seis o algo así. Bueno, me fui a mitad del examen. Dije: Bueno, pues hago el examen en una hora en lugar de dos. Imagínate qué locura. Hago el examen en una hora en lugar de dos y así me da tiempo a hacer el examen y a ir a la entrevista. Obviamente, spoiler, suspendí el examen con un dos sobre diez, cuando yo mi media en bachillerato era de un ocho en Matemáticas. Y fui a la entrevista, llegué tarde a la entrevista. O sea, llegué tarde a la entrevista, lo cual no es maravilloso. Llegar tarde a una entrevista de trabajo, que era grupal, además. Creo que había como 15 personas. Llegué tarde a la entrevista, llegué en vaqueros, que yo no lo sabía porque era mi primera entrevista, pero por lo visto una regla superimportante es no ir en vaqueros a una entrevista de trabajo. Pues llegué en vaqueros con las habilidades sociales justas, con 18 añitos, pero me cogieron. Y ese trabajo fue superimportante en mi vida, porque aprendí un montón. Y me permitió también ahorrar dinero para luego poder irme de Erasmus. Entonces, a veces es que es eso, aunque las decisiones también más locas te ayudan a dar el salto.


Que sepas que yo también he trabajado en The Phone House y he hecho esa entrevista grupal.


No me digas, qué fuerte. ¿En qué ciudad trabajaste?


En Madrid.


Qué fuerte. Pues igual hemos coincidido en alguna formación,  ¿Qué años trabajaste?


Yo estaba estudiando en la universidad, quizás 2005. Yo soy más mayor.


Yo empecé en 2007.


Yo soy más mayor que tú.


Un poquito Yo empecé en 2007, cuando empecé la universidad.


Claro, yo solamente estuve haciendo la campaña de verano, de julio y agosto, que es cuando necesitan refuerzos, para cubrir a la gente que se vaya de vacaciones. Y yo estuve ahí solamente un par de meses, porque yo igual estudiaba, y cuando estaba en la universidad estudiaba en los meses del curso y luego en los meses de verano, siempre trabajaba de dependienta en algún sitio. Y sí, hice la campaña de verano en The Phone House, que igualmente yo era muy mala vendedora, era terrible. Además, había un ranking, no sé si cuando trabajabas allí, que ponían el vendedor del mes y había como quién lleva más, ventas. Sí, yo estaba en el rojo, fluorescente, o sea, era como la última de la última.


Ostras, ostras, ostras.


Yo no vendía ni una carcasa, porque es que me parecía que estaba como engañando a la gente, era como tienes que venderle el seguro del móvil y los accesorios. Y era como: Pobre señor, él solo quiere venir a hacer una recarga a su móvil. En aquella época, cuando había recargas en el móvil.


Sí, es verdad. Yo entré también para la campaña de Navidad, pero luego me quedé porque necesitaban gente y me ofrecieron y me quedé. Pero es que en esos años era una locura la telefonía móvil. Era una época donde la gente se cambiaba de móvil cada año. Y esa tienda en concreto, que tenía muchas ofertas, pues es que había turnos. La gente cogía un papelito con turnos porque había colas de dos y tres horas para que te atendiesémos. Era una locura. Y en cuanto a la venta, es verdad que como cualquier trabajo en ventas, te presiona muchísimo, hay mucha presión, hay rankings para que se vea quién vende más, quién vende menos. Para mí siempre mi filosofía era: Si esta persona de verdad necesita el producto, yo se lo tengo que ofrecer. Y sí, de verdad pienso que esta persona tiene esa necesidad. Por ejemplo, con los teléfonos móviles teníamos que ofrecer un seguro para el teléfono móvil. Si llegaba alguien y me decía que quería cambiar el el teléfono porque era albañil y se le había roto el teléfono y es que se le rompen todos los teléfonos, pues obviamente pensaba que era la persona ideal para tener un seguro del teléfono móvil, porque probablemente lo iba a utilizar. Pero sí, había prácticas. No te hablo de The Phone House, en general en la telefonía móvil que yo escuchaba y pensaba: Qué horror y qué engaño. Conocía a alguien que había trabajado en un call center llamando a gente para contratar internet en su casa. Y esta mujer me contó que su encargada les obligaba a que a todo el mundo, y especialmente a los abuelitos, había que ponerles a DSL, internet. Y claro, estas personas mayores ni siquiera tenían ordenador, o sea, les engañaban, literalmente. Les instalaban ahí el router que no necesitaban porque no tenían ordenador, no tenían teléfono, no tenían un smartphone. Te estoy hablando de hace 15 años. Entonces, esto me parece, obviamente, fuera de cualquier límite moral. Pero sí, a veces el mundo de la venta, a veces funciona así. Y en la telefonía móvil es la industria donde más reclamaciones existe en España, creo, o al menos era antes. Porque hay mucha práctica poco moral.


Sí. Allí, cuando yo trabajaba en The Phone House, lo que se hacía era que, por ejemplo, las recargas de móvil no tenían comisión. Entonces, si entraba algún señor mayor o señora mayor a hacer su recarga, directamente había vendedores que decían: No, es que hoy no hay recargas. Es como que ellos sabían muy bien qué cliente les iba a dejar como comisión y que el cliente no les iba a dejar comisión. Es como que no voy a perder mi tiempo en hacerte una recarga cuando este que está aquí detrás viene a comprarme algo con lo que voy a ganar mucho más dinero. Y había ese tipo de práctica. Que era muy agresivo.


Sí, pues fíjate en Valencia era todo lo contrario. Lo que hacíamos era que cada diez minutos decíamos: ¿Alguien está esperando para una recarga? Para que no tuviese que esperar la cola a ser atendido. Entonces, dábamos prioridad a las recargas, hacíamos las recargas y luego la gente continuaba. Porque claro, estar con un cliente en telefonía móvil, suponía estar a lo mejor entre 30 minutos y una hora. Firmar los contratos. Imagino que ahora es todo mucho más rápido, pero antes era como había que imprimir contratos, sacar el teléfono, montar el teléfono, explicar todo. Y claro, te tirabas con un cliente una hora perfectamente.


Sí.


Mira qué casualidad. Tú eres conquense, yo soy mitad conquense, porque mi madre es de Cuenca, y los dos hemos trabajado en la misma empresa, haciendo la campaña de verano y yo un poco más.


Sí, tenemos muchas cosas en común.


Sí.


Cuenca, la pobre olvidada Cuenca, que muchas veces a mí me ha pasado que la gente me pregunta: ¿De dónde eres? Y le digo: Soy de Cuenca. Y la gente hace como un silencio de: ¿Es un chiste? ¿Esto es cierto?. Mucha gente se ríe porque lo ve como absurdo. Es como: No, es que Cuenca existe, hay gente que vive allí.


La ciudad de Cuenca es preciosa, está muy cerca de Madrid. Hace un par de años nosotros fuimos a Madrid y luego cogimos un tren a Cuenca, creo que era. No, a Toledo. Y luego de Toledo a Cuenca. Pero sí, yo recomiendo cualquier persona que vaya a Madrid, que visite también Toledo y Cuenca. Las ciudades y a los pueblos, cada pueblo tendrá su encanto, pero las ciudades de Toledo y Cuenca son impresionantes. Pasar una noche en el parador de Cuenca.


Son increíbles, son superbonitas.


Sí, sí. Pues Marta, Ha sido un placer hablar contigo, se me ha hecho rápido.


Sí, qué pena, ¿no? A mí también, se me ha pasado muy rápido.


Se me ha pasado volando. Dinos, porfa, dónde te pueden encontrar de nuevo. Has mencionado antes tu web, si quieres tu Instagram. ¿Y qué dos preguntas tienes para la próxima persona invitada?


Vale, pues en Instagram me podrían encontrar en marta.spanish.teacher


Vale.


Muy fácil de recordar.


Ponemos el link de todos modos en la descripción.


Estupendo. Y la web es spanishflowschool.com.


Vale.


Y ahí me podréis encontrar. Y las preguntas para el próximo invitado son: la primera: si pudieras vivir en cualquier época histórica, ¿cuál elegirías? Y la segunda: si te dicen que el mundo se acaba en 24 horas, ¿qué harías?


Vale.


Esas son.


Lo de la época histórica es porque a ti te hubiese gustado vivir alguna época histórica específica.


A mí me hubiera gustado vivir... Bueno, yo digamos que nací en los 80, me hubiera gustado permanecer ahí un poco sin tanta tecnología como hay ahora, es lo que podría decir. Y a épocas más pasadas, no. Pero estancarme un poco en la época donde no había tanta digitalización, sí.


Sí.


Digámoslo así.


Antes también hemos estado hablando de esto y le he enseñado a Marta. Si estás viendo el episodio en YouTube, lo podrás ver. Yo tengo mi teléfono. Bueno, no te he enseñado lo que pone aquí, que pone: What do I want to pay attention to? A qué quiero prestar atención. Entonces, cuando descargo el teléfono, cuando desbloqueo el teléfono, lo primero que me aparece es eso. Y luego, cuando tengo aplicaciones como Instagram instaladas, lo abro y me salta esto, que es una aplicación que se llama OneSec, y me dice: Respira, César. Entonces, hago una respiración de un minuto antes de que se abra la aplicación y luego me dice: ¿De verdad quieres abrir Instagram, César? Y puedo elegir: Pues sí, de verdad quiero, la verdad es que no. Y es una forma de... Es que el primer episodio de este año del nivel intermedio fue sobre por qué es urgente recuperar la atención y hablar un poco de esto, de que cada vez se está reduciendo más nuestra capacidad de atención, en parte por la tecnología, pero también por otras cosas. Y que si queremos que esa revolución de la atención se haga efectiva, tiene que ser a nivel colectivo, no puede ser solo a nivel individual, pero que a nivel individual sí que podemos hacer cosas. Y yo como profe me comprometí a eso, a intentar evitar hacer cosas clickbating, basadas en engancharte, en traer la atención, sino hacer cosas, contenido un poquito más largo, contenido un poco más sosegado, porque si no, nos vamos a volver todos locos, Marta.


Nos vamos a volver muy locos, sí. Y yo pienso que si ese contenido es interesante para la persona que lo está consumiendo, lo va a mirar. O sea, no necesitas usar ese lenguaje agresivo, imágenes, transiciones locas. A mí me pasa. Yo si veo un vídeo largo y alguien me está explicando algo que me interesa, aunque me esté hablando muy despacito y no esté usando 200 transiciones por segundo, lo leo y lo miro. Y ahora es que nos metemos todos ahí en este lenguaje loco de que tienes que decir algo en tres segundos, porque si no la gente no te escucha, no te mira.


Yo creo que estamos a punto...


Está muy bien.


Creo que la tendencia está a punto de revertirse. Yo ya empiezo a ver señales de esto, de creadores de contenido diciendo: Estoy harto de crear 10 vídeos a la semana de mala calidad, quiero volver a crear uno a la semana, pero de muy buena calidad. Luego, plataformas que un poco lideran estos cambios, también están tomando cambios, como TikTok ahora está promocionando los vídeos de duración larga en su plataforma. Entonces, creo que quizás este año será el año de esa reversión del cambio de tendencia. No sé, ya lo discutiremos en el futuro.


Esperemos que sí.


Creo que es más sano a nivel mental, desde luego, poder centrarnos en algo durante un periodo de tiempo un poquito más largo y no estar cambiando constantemente de foco, que es todo lo contrario a focalizarse y a prestar atención. Pues nada, Marta, que siempre me despido de los invitados y luego me enrollo. Muchas gracias por tu tiempo.


Muy español, eso. Las despedidas.


Sí, esto me lo dice siempre mi chico: Cuando quedamos con alguien en España, nos despedimos en la puerta del restaurante, y luego estamos hablando 30 minutos más en la puerta del restaurante. Mi chico es como: Pero si nos hemos despedido, vámonos ya, ¿no?. Y yo: Sí.


Eso los ingleses lo llevan fatal. Pero vamos a ver, ¿podemos irnos ya?


Sí, tiene sentido su queja.


Por eso a muchos de ellos lo que hacen es una bomba de humo, es más efectiva.


Bomba de humo, exacto. Marta, un placer hablar contigo.


Igualmente.


Que vaya muy bien. Un abrazo.


Que vaya bien. Hasta luego.


Y a ti estudiante también, muchas gracias por escucharnos. Tienes ahí un montón de expresiones y palabrejas que habrás aprendido. Espero que te hayamos entretenido en estos minutos y yo te espero en el próximo episodio. Un abrazo grande.




Descarga el episodio en PDF:



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