E89 Cómo nacen las historias, con el escritor Guillermo Alonso
- César
- Oct 29
- 27 min read
Updated: Nov 6
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Episodio 89 - Cómo nacen las historias, con el escritor Guillermo Alonso
Estudiante, hoy tengo un papelón porque quiero que te pongas en mi lugar. Imagina que te vas a tu estantería donde tienes los libros y escoges los libros del autor o autora que más libros tienes. En mi caso, es de un chico, de un autor español contemporáneo que se llama Guillermo Alonso. Aquí tengo sus cuatro novelas y hoy voy a tener la oportunidad de hablar con él, así que estoy un poquito nervioso, tengo que reconocerlo, pero también muy emocionado. Antes de empezar la charla con él, quiero recordarte que puedes utilizar los recursos gratuitos para entender mejor nuestra conversación. Vas a tener la guía de vocabulario, un ejercicio de comprensión y también las tarjetas de vocabulario para aprender más y mejor. Lo tienes todo en la web de forma gratuita, spanishlanguagecoach.com y ahora sí te presento a mi invitado de hoy, Guillermo Alonso. Hola Guillermo, ¿qué tal?
Hola, ¿qué tal? Pues muy feliz de estar aquí en tu podcast.
Bueno, vamos a pretender que no hemos estado hablando 20 minutos intentando configurar el audio para esta entrevista.
Que parezca que nos acabamos de conocer.
Exacto.
Y que tú te estás quedando en 20, efectivamente.
Exactamente. Bueno Guillermo, no sé si te lo dije, estuve en Madrid hace un par de semanas para un de podcasting y quería ir a la firma de libros de tu nuevo libro, el efecto deseado que tengo por aquí, que vamos a hablar de él, y no pude entrar porque se llenó. La convocatoria fue muy exitosa, enhorabuena.
Sí, muchas gracias. Se ve que le pasó a mucha gente porque me han dicho lo mismo. Y creo que vamos a hacer otra presentación para los que se quedaron fuera. Así que ya te avisaré si te pillo de nuevo por Madrid.
Muy bien.
Entonces, ¿en qué punto de la geografía española estás tú?
Valencia.
Ahora no tengo en Valencia, pero lo intentaré.
Bueno, te puedes hacer una pequeña gira como Aitana.
Eso es lo que pretendo. Lo que pasa es que tienen que llamarme de las librerías. Mañana voy a Elche, por cierto.
Ah, mira, bueno.
Está cerquita. Pero bueno, ya te avisaré cuando esté en Valencia, que además me gusta mucho ir.
Vale, perfecto. Bueno, pues Guillermo, háblanos un poco de esta nueva novela, El efecto deseado y de su protagonista. Véndela un poquito.
Pues a ver, fíjate, claro, cuando estás haciendo tantas entrevistas promocionales, al final sientes que te repites como un loro, de repetición y entonces intentas decir algo nuevo en cada entrevista. Pero claro, como la novela es la que es, tampoco puedo inventarme la trama ni nada. Así que voy a decir que habla de la vida de un joven que se acaba de quedar huérfano porque se ha muerto su madre, que ha vivido en un hotel decadente durante los 19 años que tiene y que ahora sale al mundo un poco como un toro de Miura, que como un toro de Miura, quiero decir para los oyentes que nos escuchen desde Cincinnati, con mucha energía y con mucho deseo, también con mucho miedo. Y empiezan a encontrar trabajos que encadenan, como cuidar de una vieja viuda multimillonaria que está un poco loca, y luego se va a trabajar a una isla al mediterráneo, donde se encuentra gente más loca todavía. Y es una especie de relato de lo que le va sucediendo a este hombrecito. Y poco más puedo decir, porque creo que luego en la novela pasan muchas cosas y si digo cualquier cosa, ya es un poco traicionar a la intriga que le pueda suscitar al lector.
Claro, porque además, yo he escuchado, no todas, y he leído muchas de las entrevistas que has hecho antes de pasarte por aquí para no repetirnos, has dicho que muchas veces no te gusta hablar de la novela porque de alguna forma tú quieres que el lector o la lectora pueda interpretar, sentir, descubrir cosas y que no se lo pongas tú en la cara, que sea ellos los que lo hagan.
Creo que hay muchos autores que son muy profesionales de la promoción y yo desconfío un poco de ellos, los miro así con distancia, porque básicamente no solo te cuentan de qué va su novela, sino que te dicen el mensaje que están transmitiéndote y el mensaje que tú debes captar de la novela. En realidad esta novela, que aparentemente va de un perro que se hace amigo de un ratón, en realidad va de los resortes capitalistas que destrozan nuestros hogares. Y es como: No, deja que lea la novela, deja que yo interprete la amistad entre este perro y este ratón. Estas cosas a mí me molestan mucho, primero porque prohíben que el lector saque sus propias conclusiones, que eso es una cosa muy bonita cuando tú lees una novela, que es leer tu propia novela. Quiero decir, leer una novela y sacar tus propias conclusiones. Y leerla, literalmente, es leerla, leer la situación y leerla como tú quieras, y que esa historia te apele a ti de una manera que no le va a apelar a otro lector que va a interpretar una cosa distinta. Y en segundo lugar, creo que es tratar un poco al lector como si fuera idiota. Y yo creo que los lectores son muy listos y pueden ver en una novela lo que quieran. A mí, de la gente que la ha leído, me han llegado interpretaciones muy diferentes y eso me hace muy feliz, porque además ninguna de ellas es la que yo pretendía transmitir. Así que me parece muy guay que de repente una misma historia se cristalice en tantas posibles lecturas.
Fenomenal. Sí, tú no eres un autor engolado, que me encanta por cierto mucho, este adjetivo. Yo cuando vi que habías sacado la novela y la compré, no sabía el por qué del título, luego lo descubrí, obviamente. Pero El efecto deseado, cuando yo la compré pensé: ¿Qué efecto quiero que tenga en mí este libro?. Y yo, habiéndote leído antes, sí que yo he recomendado, soy un prescriptor de tus libros y siempre te defino como alguien que te deja un poco con esta idea del ojo lloroso, que te hace reír y de repente te estás leyendo un capítulo y te ríes a carcajadas y te quedas con el ojo lloroso o te emocionas, que te toca un poquito la patata. Creo haber entendido que esta no era tu intención cuando empezaste a escribir, pero no sé si ya con esta cuarta novela, ya como que... No es que te hayas encasillado, pero que sientas que la gente espera eso de ti, que les diviertas y que les hagas reflexionar y emocionarse, esa ternura así un poco ácida.
Sí, no sé por qué me sale. Yo me pongo a escribir y me salen las cosas o bien como risueñas, como graciosas, porque yo es verdad que tengo mucho miedo de... Tengo mucho miedo de ser intenso y de convertirme en un autor de melodrama, con lo cual, aunque en todo lo que escribo pasen cosas muy fuertes, y haya huérfanos y viudas y algunos giros del destino, casi dignos de telenovela venezolana o de culebrón. Luego, me da mucho miedo ponerme intenso y caer en la trampa de los resortes de estos géneros. Entonces, intento poner a todo mucho humor. Pero luego, a la vez, como en lo que escribo pasan cosas terribles y se muere gente y hay descubrimientos inesperados, también tiene que haber algo emotivo. Luego, también creo que al haber personajes que son muy graciosos, los personajes graciosos pueden muy fácilmente caer en la parodia. En esta novela, por ejemplo, en El Efecto Deseado, hay una señora rica y excesiva, viuda millonaria y un poco loca, y era muy fácil caer en la parodia de una pija, pero yo no quería que fuera solo una pija, con lo cual dije: Voy a intentar darle a esta mujer un pasado y una especie de historia personal que a su vez sea dura para que entendamos por qué es como es. Y supongo que ahí entra la parte que dices tú de tiernecita o de... Sí, tierna, supongo. Al final, la ternura para mí es simplemente No mira a los personajes desde arriba, como hacen algunos autores, que escriben unas comedias que me parece bien, pero al final les quedan unas comedias un poco paródicas porque se ponen por encima de esos personajes y los miran como si fueran muñequitos en un laberinto. Supongo que simplemente es mirar a los personajes a los ojos, poniéndose a su nivel y pensando: Esta señora puede estar loca, pero la pobre tiene unas circunstancias que la han llevado a estar loca, con lo cual al final tal vez es por eso. Creo que como resultado, la gente que me lee y que me lee con cariño, cree que al final todos los personajes que describa, aunque sean muy excesivos o muy raros, al final tienen algo de humanidad o de ternura, como has dicho tú. Si estás escuchando un ruido raro, es porque tengo dos gatos que están un poco desequilibrados, y en cualquier momento se ponen a pelear y que parece que estoy yo en el Serengeti. Pero hagamos como que no ocurre.
Vale, lo obviamos, no se escucha nada. Pero si no se arregla con la edición, no te preocupes.
Sí suben a mi regazo os lo presento, que son muy bonitos.
Muy bien, sí, los tienes muy presentes en tu cuenta de Instagram también.
Sí, ahí están.
Los he visto alguna vez. Hablabas de los personajes, Guillermo, y es verdad que tanto en esta novela como en tus anteriores novelas, la mayoría de tus personajes son como misfits, como un poquito gente desamparada, gente que no tiene nada que perder. Y luego, algo, una reflexión que leyendo la novela yo he sacado al menos, es que es la soledad como forma de libertad. Y esto me ha parecido muy interesante. Y yo no soy huérfano, afortunadamente. Pero he vivido, me fui muy joven, me fui de Valencia heterosexual y en Londres... Sí, en Valencia era heterosexual y en Londres, cuando me fui allí de Erasmus y me quedé 10 años, empecé a vivir mi libertad como hombre gay. Entonces, un poco creo que esa misma libertad de no tener una red familiar, se pasa también cuando cambias de ciudad o de país. No sé si a ti también te porque tú eres de Pontevedra, de Galicia.
Sí, de Pontevedra.
Pero vives desde hace muchos años en Madrid, ¿no?
Vivo desde hace muchos años en Madrid y me pasó un poco lo mismo que a ti. Yo no es que fuera heterosexual en Pontevedra. A lo mejor en tu caso sí. Y luego cambian las tornas, que eso siempre me ocurre.
O sea, estaba armarizado, me refiero, no era heterosexual, claro.
A lo mejor podía ser, pero sí, me pasó eso y nunca lo había pensado, pero tal vez de esta experiencia colectiva que tenemos tantos hombres homosexuales o mujeres lesbianas. Bueno, voy a decir que siempre me olvido de los bisexuales y luego me riñen. No menciono la transexualidad, porque supongo que la transexualidad es otro tipo de armario. Pero bueno, sí, esa experiencia colectiva a lo mejor se refleja a la hora de describir Y siempre he dicho de escribir y ahora digo describir a unos personajes, o sea, en lo que escribo, describo a unos personajes que siempre están muy solos. Y creo que no solo porque eso da mucha libertad y luego creo que yo nunca he tenido una familia muy tradicional, quiero decir, nunca he vivido con mi padre, por ejemplo. Eso no quiere decir que mi familia fuera un desastre, no. Yo viví con mi madre y con mi hermana y los tres muy felices. Pero creo que me costaría describir una familia tradicional, me gustaría acercarme a ella desde un punto de vista de ficción, porque no sabría yo muy bien cómo hacerlo. En mi nueva novela, que estoy escribiendo ahora muy lentamente y con mucha calma, estoy intentándolo, a ver qué me sale de ahí. Luego, seguro que en realidad es una familia de hurones. Pero creo que por eso huyo de las familias Primero, porque no me interesan demasiado las familias como tal en la ficción. Y segundo, porque efectivamente creo que la soledad es un punto de partida muy chulo del que partir para contar una historia. Primero, por esto que dices de que si estamos solos en el mundo, tenemos una libertad absoluta, sobre todo para fracasar o para cagarla. Y segundo, porque la soledad de un protagonista es muy interesante para observar lo que hay alrededor de él y contar el mundo y dejar que brillen los personajes secundarios, que creo que es algo que he intentado hacer mucho en El efecto deseado, que el protagonista tiene mucha personalidad, lleva el peso a la historia, pero al final, quienes van haciendo que la historia avance son los personajes que se le aparecen y desaparecen y que hacen con él lo que quieren un poco.
Totalmente. Y esos personajes, además, por lo que has contado de tu método de escritura, algo que me sorprendió es que, primero, no tenías un final en mente, porque eso te aburre, y me pregunto un poco cuál es tú, y ahora que estás escribiendo tu nueva novela ya, quiero que me hables un poco de ese proceso de escritura, si escribes por ráfagas, si eres una persona muy metódica de levantarte a las seis de la mañana y escribir todos los días de seis a ocho, un poco de ese proceso y de cómo haces que los personajes secundarios, especialmente, se queden, se alarguen el tiempo o incluso los elimines.
Pues mira, tengo cero método. Como escritor soy terrible, porque a veces pienso... Esto no va a ocurrir, pero a veces pienso, si me llamaran de una de estos cursos de literatura para que yo enseñe a escribir a alguien, creo que a la gente se le quitarían las ganas de inmediato. Escribo como cuando puedo, al volver del trabajo, a veces en algún ratito libre en el trabajo, gracias a Dios por Google Docs. He llegado a escribir en el móvil, yendo en el metro o en el autobús o estando en un tren, porque de repente me inspiro y escribo. Hay días que escribo media página y aquello es un desastre y me voy a la cama triste pensando: No valgo para nada, soy un impostor. Y hay veces que escribes cinco páginas del tirón o diez y están superbien y te vas a la cama supercontento. Cuando escribes cinco páginas o diez y son buenas, creo que es la mayor felicidad del mundo, no es comparable con nada. Bueno, seguro que hay cosas comparables con eso, pero te sientes muy feliz y muy productivo y de repente crees en la la historia que estás contando. Y luego, sobre lo de no conocer el final, es un poco suicida, porque te puedes poner a escribir una historia, que además yo lo que escribo es muy enravesado y hay muchos personajes, y que al final aquello no tenga sentido. Luego, al final, hay... Deben de existir alguna especie de dioses de la literatura o la creación que me sonríen y que hacen que en todo lo que escribo al final haya... Que al final todo cobre sentido, no sé muy bien por qué, pero es una especie de carambola que siempre me pasa. Y que, claro, luego, obviamente, al final, cuando tú llegas a un punto y dices: Vale, entonces la historia va a acabar así. Efectivamente, en la literatura lo que tiene, la escritura, es que puedes volver atrás. En la vida no, pero en la escritura sí puedes volver atrás e ir poniendo pistas, ir cambiando cosas, ir metiendo semillas para que todo conduzca al final, que te has inventado sobre la marcha y de repente. Creo que eso se nota mucho en mi forma de escribir. Y en otro momento de mi vida, si fuera más joven y más temeroso de lo que digan los demás, lo llamaría una forma de escribir o una forma de una estructura caótica. Pero supongo que ahora se ha convertido un poco en mi estilo, si quieres llamarlo así. A mí me gustan los escritores que son un poco caóticos, que saltan al vacío, que se les nota que a veces se pierden en la historia, pero luego vuelven. Me gusta mucho eso, los admiro mucho. También admiro mucho a estos escritores de thriller, que lo tienen todo superpensado y tienen una pared en su casa llena de post-its como Ken Follet o algo así. Bueno, nunca he leído a Ken Follet, pero ese tipo de escritor, los admiro. Casi de matemáticos, más que de literatos, son casi matemáticos que hacen ahí una ecuación y saben cuántas líneas dedicarle a cada personaje y lo tienen todo en unas hojas pegadas en las paredes. Yo como no tengo paredes libres para poner tantas hojas, tengo que ser más suicida en este sentido.
Claro, vives en un piso abuardillado, ¿no? O sea que no tienes mucho...
Un piso abuardillado, luego por allí ya no está abuardillado, pero aquí sí. Me parece que estaré más guapo.
Está muy bien. Y bueno, hemos hablado del final de la historia, pero también me interesa saber, imagino que tú, a lo largo de tu vida y cuando ya empiezas a publicar libros, te vienen muchas ideas a la cabeza, cómo es el proceso de decidir, voy a escribir una historia de esta idea, de entre todas las ideas que me han venido, esta es la historia que quiero escribir. He escuchado cómo llegó la historia de El efecto deseado, por unas personas un poco extrañas que viste en la playa o de tu libro, Muestras privadas de afecto también, de todas esas ideas que tienes que vas apuntando, no sé, cuéntame, cómo decides, vale, esta va a ser la historia, este va a ser mi próximo libro.
No lo sé, supongo que son sobre todo imágenes que de repente se quedan conmigo, que resuenan en mi cabeza. Esta, si quieres, la vuelvo a contar, porque tus oyentes no tienen por qué haber escuchado todas las entrevistas anteriores que di. Esta novela, El efecto deseado, viene de una imagen que yo vi estando de vacaciones en la playa, creo que era una isla griega, que luego la isla también está en la novela, porque hay parte que se desarrolla en una isla griega. Yo estaba ahí en la playa y vi cómo a lo lejos pasaba por una de estos caminos de madera, que son para que en la playa camine la gente y también sobre todo, gente con algún tipo de discapacidad que no pueda caminar por la arena. En este caso, iba un chico joven empujando una silla de ruedas y sobre la silla de ruedas, iba una... Voy a llamar la criatura, que la llamo así también en la novela, iba una criatura que no se sabía si era un hombre o una mujer, porque tenía un rostro como raro, como si hubiera sufrido un accidente o como si tuviera algún tipo de enfermedad. Iba también, además, esta persona muy cubierta con algún tipo de fular, voy a llamarlo, pañoletas, lo que sea, para protegerse del sol. Y me pareció interesante, no solo que yo no pudiera apreciar si era un hombre o una mujer, que eso en realidad no es tan interesante, porque podría ser que yo soy un poco corto de vista, o que ahora hay gente andrógina y es difícil decir si es un hombre o una mujer, y está muy guay, porque así el mundo es más divertido. Pero sobre todo, lo que me pareció interesante fue de repente pensar en la posibilidad de que el chico joven que estaba empujando la silla de ruedas y que se supone que está cuidando a esta persona, tampoco lo supiera y que no se lo pudiera preguntar porque esta persona se lo ha prohibido, le ha prohibido que le pregunte nada. Y dije: Que ahí hay una intriga que está bien, de repente, me dije. Y luego empecé a construir la novela alrededor de eso. Luego, curiosamente, esta parte de la novela no empieza como hasta la página 150, porque llevé al protagonista a otro sitio y en este otro sitio me entretuve mucho, que es la Casa de la loca, de la que hablamos antes.
De Pandora.
De Pandora. Pero sí, igual la novela anterior, que eran Muestras privadas de afecto, porque el libro inmediatamente anterior a este era un libro de relatos. La novela anterior, Muestras privadas de afecto, también ocurrió por algo que ocurrió también cerca del mar. Debo estar obsesionado con el mar, eso será por ser de Pontevedra, te pasará a ti igual. Y vi en el periódico una noticia que decía que un jovencito se había quedado navegando a la deriva encima de un pato de goma porque se había quedado dormido y la madera se lo había llevado y se había quedado por la ría de Pontevedra navegando a la deriva. La ría no es un río, una ría es muy ancha, es casi el mar. Y entonces se había quedado a la deriva y lo rescataron. Y el fotógrafo del faro de Vigo, creo que era, fue a hacerle una foto y esa foto era preciosa con el jovencito todavía con el miedo en la mirada y el pelo teñido rubio pollo, bastante guapo, debo decir que lo recuerdo, posando al lado del pato como un poco en una pose entre heroica y ridícula, y me pareció muy guay. Y dije: Esta persona, ¿cómo me ha acabado con ese pato?. Así que básicamente son imágenes que se me quedan y digo: Quiero escribir sobre ellas. Y no es que las tenga que seleccionar, cada vez que me entra una imagen en la cabeza, no es que tenga que hacer una curación, una selección de imágenes. Cada vez que me entra una, la escribo. A lo mejor es que me obsesiono con una y no dejo sitio para que entre otra, lo cual lo hace muy fácil porque así no tengo que estar eligiendo.
Genial. Genial, genial, genial. Por cierto, ¿sabe si ese chico, el del patito de goma de la ría, sabe que tu libro está inspirado en esa noticia? O sea, el inicio de...
No sé nada de ese chico, no sé yo si le gustaría leerlo, porque claro. Luego drogadicto, maricón, hace cosas mucho peores. Entonces, yo no sé. Bueno, a lo mejor este chico es drogadicto y maricón y se siente apelado, pero a lo mejor es un señor que está casado y tiene hijos.
Claro, Claro, la historia es increíble. Quería preguntarte sobre este libro, porque preparándome la charla contigo, he leído, no sé si es verdad, que esto nace, tu libro, son unos relatos biográficos, o sea, me encantó, me lo leí en la bañera. Cuando vivía en Londres, ahora no tengo bañera en Valencia, surge de un bloqueo de escritor, como no te salía una novela en ese momento y decidiste hacer esto. Te quiero preguntar, porque al final, hay cosas que cuentas aquí que son bastante íntimas. ¿En algún momento te has arrepentido de haberlo escrito?
Un poquito, sí. Pero no, te diré que un poquito sí, pero luego no. En cuanto me arrepiento, me dejo de arrepentir, porque creo que está bien mostrarse impúdico e imperfecto y todo eso. Creo que está bien. Además, cuando eres escritor... Fíjate, antes me daba reparo decir: Soy escritor, pero supongo que después de tres novelas, cuatro libros, cinco en realidad, ya puedo decirlo. Pero antes sí que me daba mucho reparo, porque yo le tenía mucho respeto a la palabra escritor y pensaba: Bueno, escritor es Stephen King. Pero bueno, ahora supongo que ya lo digo, porque luego he visto que hay imbéciles que han escrito un tuit y ya dicen que son escritores, con lo cual digo: Bueno, pues si lo dice éste, lo voy a decir yo. Pero creo que cuando eres escritor, está muy bien ser impúdico y no ser demasiado receloso de tu intimidad, porque al final tu intimidad es un material muy valioso para que tú escribas. Y creo que un escritor es impúdico siempre, incluso escribiendo ficción, porque en todas las ficciones describes sentimientos muy íntimos que al final salen de tu cabeza y que en parte son tuyos. Así que incluso en El efecto deseado hay muchas cosas que son mías, aunque estén dichas o sentidas a través de personas. Así que no, no me arrepiento. A veces me arrepiento cuando voy a Pontevedra y veo la cara de mi madre, que dice: Bueno, has contado esto. Pero luego me dejo de arrepentir, porque creo que está bien. Y a mí me gustan los escritores que son muy impúdicos y que van hasta el final con todo. Y creo que podría haber contado más cosas, pero claro, ya como afectaban a terceras personas, dije: Bueno, esto ya no lo voy a contar, pero algún día haré una segunda parte con... Como en esos cereales que ponen: Ahora con más carne de pollo, pues yo pondré segunda parte, ahora con más desvergüenza.
Más carnaza. Yo te agradezco que lo hayas escrito, porque es que me identifiqué con algunas cosas por el tema de la crianza, tenemos crianzas similares. Y luego en El efecto deseado hay una frase que me encantó. ¿Conoces la teoría de los diferentes estilos de apego? El apego evitativo, apego ansioso.
Me suena, pero no los conozco todos, no te los podría nombrar.
Bueno, básicamente dice que dependiendo de nuestra relación en la infancia con nuestros progenitores, las personas tendemos a desarrollar un estilo de apego diferente. Hay gente que tiene un estilo de apego seguro, donde no necesita, por ejemplo, la confirmación constante del amor de su pareja o de sus amigos. Hay gente que tiene un estilo de apego evitativo, donde le resulta muy incómoda la intimidad, incluso en pareja. Y hay gente que tiene un estilo de apego ansioso, que necesita la confirmación constante de ese afecto. Y hay una parte en el libro donde el protagonista, Gaspar, recuerda un abrazo que le da a su madre y dice algo así como Gaspar confunde ahí o empieza a identificar el alivio como una forma de amor. Y a mí esa frase me tocó muchísimo la patata, porque entendí muchísimo a Gaspar en ese momento. No sé si es deliberado. Yo pensé que tú conocías esa teoría del apego.
No, yo creo que por lo que has dicho, creo que soy el evitativo. Pero sí, la cosa de el afecto y la cosa de intimidad se me da mal. Bueno, me lo estoy trabajando, pero soy poco emotivo, soy poco tocón. Luego no, si me emborracho soy emotivo y tocón, pero no soy muy expresivo, ni muy emotivo, ni muy nada. Lo cual no quiere decir que quiera a la gente y que, por supuesto, y todo esto. Esa frase, sí, me acuerdo de ese episodio, de ese capítulo, perdón, siempre confunde episodio y capítulo. Espero que tus alumnos no lo hagan. De ese capítulo, sí, me gustaba eso por esta cosa de... Claro, Gaspar tiene una madre que es un desastre, que no lo cuida y que entonces, supongo que en el momento en que alguien que no te ha cuidado te da simplemente un caramelo o te despierta durante una pesadilla y te da un abrazo, ese alivio que sientes lo confundes, como dice literalmente la frase, con amor, pero en realidad no es amor, es otra cosa. Pero esto creo que le sigue pasando a muchos o nos sigue pasando a muchos, creo yo.
Sí, que estás ahí como un perrillo esperando y cuando te dan migajas, lo interpretas como la forma más exquisita de amor, aunque no lo sea así. Ahora que estamos hablando de sentimientos, la escritura, ahora que ya eres escritor de éxito, la escritura...
Bueno, a ver. Espero.
He visto que en Amazon estás en los rankings, en varios rankings.
¿sí? Primera noticia.
Sí.
Oye, qué bueno que me lo digas, luego me iré a verlo.
Sí, míralo.
Yo supongo que esta novela salió hace un mes. Mucha gente me pregunta: ¿Qué es un éxito? Y digo: Es que las novelas necesitan, yo creo que unos meses para arrancar. Y hay muchos casos de grandes novelas de éxito que necesitan unos meses, que en seis o siete meses no pasó nada con ellas. Bueno, digo esto porque si es un éxito o no, todavía no lo sé. Además, no quiero preguntar a la editorial porque digan lo que me digan, me va a parecer que es un fracaso. Entonces, prefiero no preguntar. Prefiero que un día me llamen y me digan: Es un éxito oficialmente. Y diré: Genial. Perdona que te he interrumpido.
No, No, no, no. Tranquilo. Imagino que el tema del éxito también y de cómo crece una novela, el boca-oído también es muy importante.
Claro, claro.
Yo, de verdad, soy honesto, no porque estés aquí mientras la estaba leyendo, porque siempre que leo algo en español, siempre pienso: Esta novela es buena para recomendar a estudiantes de español, o no lo es, porque hay algunas que son demasiado costumbristas, donde el estudiante va a necesitar tener un montón de contexto cultural para entender las cosas que están pasando, el vocabulario. En este caso, de verdad, estudiante, no porque Guillermo esté aquí, pero creo que es una buena opción para leer. Te quería preguntar, Guillermo, si esta parte emocional que todos trabajamos y que estamos en constante en modo introspectivo, muchas veces, si la escritura te ayuda o realmente tú cuando escribes, te metes en tu mundo, en el mundo que estás creando, en el universo que estás creando y te metes en los personajes, pero no lo asocias demasiado... No es un tipo de escritura terapéutica o catártica, o sí, o sí te ha ayudado.
En el caso, por ejemplo, de los cuentos que eran autobiográficos y personales, sí que de repente pones muchas cosas en orden. No voy a decir que sea como una terapia, porque sería un poco, supongo, que abaratar la terapia. Pero está bien escribirlas, ponerlas en orden. Y sobre todo, además, también pasa una cosa muy curiosa, que es que algo que tú tenías en tu cabeza como un drama o como algo horrible, de repente lo escribes y lo vuelves a leer y dices: Esto es muy gracioso. Entonces, cuando escribes las cosas, descubres que pueden cambiar de género, que las cosas que tú tenías como algo muy vergonzoso o dramático es divertido. Y hay cosas que yo cuento en el libro, con los que la gente con las que en el anterior, en el de cuentos, que hicieron reír a la gente y de repente, para mí también, de repente les quité hierro, porque pensaba: Si cuando cuento esto la gente se ríe, en realidad es que no ha sido para tanto, es que no debo dejar de considerarlo como una parte muy dramática de mi vida. Y luego lo de la terapia y tal. Y a la hora de escribir ficción, no, creo que no. Creo que yo como que le tengo mucho respeto y devoción a la ficción y no me lo tomo como un ejercicio de terapia para mí, creo que eso... No, yo me pongo a escribir ficción y la escribo. Pero hay una cosa muy mágica, voy a llamarlo mágico y lo hago a propósito. Cuando escribes cosas... Cuando escribes una novela ocurren cosas tan bonitas como esta que acaba de ocurrir, que me has dicho esto de la frase del alivio y que a ti te tocó especialmente. Entonces, cuando escribes una novela, cuando escribes ficción, tú simplemente pones ahí un montón de cosas y de elementos y de tramas y de personajes, pero de repente el que lo lee, la recoge y ve en ella una serie de como de enseñanzas o de... No sé, no voy a decir enseñanzas porque eso suena como profesor. Pero de... Ve en ella una serie de cosas que tú no habías visto y que a lo mejor son mucho mejores de las que tú querías escribir. Con esto quiero decir que cuando tú te pones a escribir, puede salir de ti algo mucho mejor de lo que tú creías que eras. Quiero decir con esto que a lo mejor dentro de mí vive encerrado un pequeño escritorcito que es mucho mejor de lo que yo creo que soy. O sea, que yo solo presto mi cuerpo o mi cabeza para que viva dentro un escritorcito pequeño, con bracitos pequeños, y que tiene un ordenadorcito pequeño, y que está escribiendo cosas que son mucho mejores de lo que yo mismo soy. Porque yo luego, en realidad, soy una persona bastante necia y un poco inútil. Pero luego, sin embargo, se ve que cuando escribo, no digo que sea, que me convierta en un gran escritor, sino que escribo cosas que la gente coge e interpreta de manera muy positiva y saca de ello conclusiones muy bonitas, que ni siquiera estaban en mi cabeza cuando yo estaba escribiendo. Pero que a lo mejor están ahí latentes y salen cuando escribes. Con lo cual, por eso hablaba de un acto de magia, que de repente hay cosas que nacen como por el camino desde mi cabeza hasta el teclado, que de repente se conforman ahí en el aire.
100%. Me ha hecho gracia, te has definido como necio y un poco inútil. Y has hablado varias veces de la utilidad, y dices: Bueno, al final los escritores contamos historias para entretener, alguien útil es un electricista o alguien que hace cosas más útiles. Pero realmente te tengo que agradecer porque tus novelas a mí me han sido muy útiles para entender cosas que me habían pasado o para, al final, lo que hace la literatura. Muchas veces verte reflejado en algo que pensabas que solo habías sentido tú, aunque los sentimientos son universales, pero no está de más reforzar esas experiencias tuyas con otras personas, aunque sean personajes. Así que tus libros son muy útiles. Y tu escritura, de verdad, que no solo entretiene, que también, y es importante detener. Me lo he pasado muy bien leyendo el libro, pero también lo he disfrutado y he sacado algo un poquito más profundo.
Claro, yo cuando dije aquello, que creo que fue en una entrevista en el diario y luego hubo algunos comentarios furibundos que puedo entender, pero en realidad decía algo así como: No, la literatura no sirve para nada. También venía de hablar de que yo admiraba en realidad a los electricistas o a los fontaneros, que eso es lo que me parece. Pero bueno, decía algo así como: La literatura no sirve para nada, bueno, para entretener. Y a mí es que en realidad el entretenimiento me parece una cosa importantísima, con lo cual cuando la literatura sirve para entretener, en realidad le doy muchísima importancia. Y creo que dentro del entretenimiento yo me entretengo y a la vez me conmuevo, aprendo, conozco cosas sobre mí mismo que desconocía, pero todo eso lo hago mientras me entretengo, porque yo sobre todo, y vuelvo un poco a lo que decía antes de los autores que escriben unas novelas como con un mensaje muy obvio, como te voy a educar o te voy a enseñar lo que es la vida. No, tú primero entreténme. Y yo entonces a partir de ahí, podré sacar lecciones o conmoverme o reírme, pero lo que no quiero es que me vengas con la lección dada de casa. No sé si me estoy explicando, que son-
Sí, 100%.
Que son novelas que se han hecho muy populares ahora, que es como: Te voy a hablar... Ponte. No, iba a dar un ejemplo, pero un ejemplo muy fuerte, pero yo qué sé. Te voy a hablar de la gentrificación. Bueno, pero no... Tú cuéntame una historia, joder, y yo ya luego veré que estás criticando la gentrificación. Pero primero cuéntame una historia, no me vengas con una señora que se está muriendo y llega un malvado señor y la tira por la ventana para hacer un Airbnb. No sé, cuéntame algo un poco más, un poco un poco más elaborado. Eso era lo que me-
Que la interpretación sea del lector, no darlo... No tomarlo por tonto.
Es importantísimo y vital, pero supongo que una vez tenemos techo y comida y amor, a eso me refería. Y electricidad, y nos funciona el fregadero, a eso me refería.
Sí, eso es muy útil también. Hoy ha venido un fontanero y una fontanera, trabajaban en equipo, a arreglar la cisterna, y después de dos semanas sin cisterna, ha sido un cambio muy útil en mi vida.
Es que he estado sin cisterna. Yo si estoy sin cisterna, lo que quiero es un fontanero, no quiero literatura, quiero un fontanero. Y ya cuando tenga la cisterna y pueda ir a hacer caca tranquilo, entonces, agradezco que esté la literatura para acompañarme. Pero la cisterna, es importante que un libro, mira qué buen ejemplo me has puesto.
Guillermo, ya para acabar, has mencionado ese comentario un poco hater cuando dijiste: Bueno, la literatura al final es puro entretenimiento y alguien se ofendió muchísimo. Y tú has mencionado alguna vez, tú tienes un podcast que tiene mucho éxito. De hecho, ha sido premio a Ondas en el año 2023, el mejor podcast conversacional.
Sí.
O sea, este es un podcast conversacional.
Sí, el Ondas está aquí detrás. No es que lo tenga para farda, pero no sabía dónde ponerlo.
Qué guay.
Era un Ondas ex a eco, se lo dieron también a otro podcast, pero eso nunca lo digo porque el del otro podcast nunca me acuerdo, con lo cual además a nadie le importa.
Vale.
Yo hablo de mí. Pero es lo mismo.
El vuestro se llama Arsénico Caviar.
Arsénico Caviar, sí.
¿vais a volver?
Sí, estamos en ello, volvemos en diciembre. Vamos con un poco de retraso esta temporada, pero volvemos en diciembre con mi compañera, Beatriz Serrano.
Sí, que además conozco, porque ella es de Valencia también, y una amiga mía es amiga suya, y la conocí en Londres en una comida, hace más de 10 años.
Pues ya le preguntaré.
Bueno, pero el caso es que te quería preguntar por... He leído tu newsletter de Icon.
La última.
En El País, sí. Y entonces yo estaba un poco... Tenía un poquito de miedito, la verdad, porque digo, este chico está un poco hasta el hojaldre de hacer entrevistas.
No, no, no.
Has dicho literalmente: Estoy hasta los cojones de desplegar mi encanto lírico. Yo entiendo que lo estabas diciendo de broma, ¿no? Claro, pero imagino que debe ser en este momento donde estás promocionando el libro con una editorial grande, que además no solo eres escritor, eres periodista, tienes el podcast, haces charlas, que tener que estar, no digo que seas un personaje, pero sí que hay parte de ti, que estar siempre como la gente espera que tú seas o te comportes.
Sí, claro. Yo cuando escribí estoeEra porque en esta newsletter todas las semanas intento hacer una especie de columna bonita para que el lector la lea y sienta que merece la pena estar suscritos a newsletter, que es la de la revista en la que trabajo, Icon, que forma parte de El País. La cosa es que justo el día anterior, la noche anterior había estado escribiendo hasta las tantas una columna que tengo en la web de la FNAC. El día anterior también había estado escribiendo la columna que tengo propiamente en la revista Icon. Y hay muchos medios que son muy pájaros y muy listos, que ahora en vez de hacerte una entrevista, como me estás haciendo tú ahora, que me está encantando y también te has preparado, hay muchos medios que te dicen: Escríbeme una columna sobre tu novela y así te promocionas. Y es como: Bueno, sí, yo te la escribo muy feliz, porque quiero promocionarme y me viene muy bien salir en tu periódico, en lo que sea. Pero pienso: Joder, esto básicamente te estoy dando el trabajo hecho, porque usted tendría que venir a hacerme una entrevista o al menos mandarme unas preguntas y luego componer un artículo. Pero yo entiendo que las redacciones están cada vez, en las redacciones hay cada vez menos gente, no hay tiempo para entrevistar a todo el mundo y yo agradezco a todos los medios que me dan un huequito para promocionar esta novela. Pero eso, cada vez me piden más: Escríbeme una columna sobre tu novela. Bueno, yo te la escribo. Pero cuando sea un escritor de éxito, ya no te la voy a escribir, que lo sepas. Por eso ponía lo de que estoy hasta los cojones de desplegar encanto lírico, porque he tenido que estar desplegando encanto lírico en el último mes como diez veces por semana. Pero para ti lo despliego todo lo que quieras.
Vale, muchas gracias Guillermo. Ha sido un placer Y estudiante, te recomiendo leerte El efecto deseado. Si buscas El efecto deseado ebook en Google, te sale en varias páginas web. Si vives en España, lo vas a encontrar en cualquier tienda de libros grande, más pequeña, o si no, la puedes pedir. Y si estás fuera de España, imagino que la única opción es ebook, ¿por el momento?
Creo que sí, pero bueno, sí, creo que sí. Por ahora sí.
Pero es que tiene un mes y dos semanas, ¿no? Tiene un mes y una semana.
Sí, es un bebé, es una bebé.
Es un bebito. Bueno, Guillermo, ha sido un placer hablar contigo. De verdad, muchas gracias.
Y última pregunta, la novela, que estoy ya emocionado por esta nueva novela que estás escribiendo muy poco a poco, ¿es finalmente la novela de terror gótico que quieres escribir?
Bueno, tiene algo, tiene algo. Sí, sí, ya se va acercando. Todavía no es una novela de terror gótico que lo quiero escribir, pero desde luego es un poco de terror. Así que a ver, luego a lo mejor resulta que esta estuve intentando escribirla 10 años, que conste. No que estuve 10 años, pero no sabía por dónde empezar. Esta la acabo de empezar, luego a lo mejor me arrepiento y escribo una comedieta protagonizada por una capibara, no lo sé. Pero bueno, a ver.
Vale, bueno, pues esperaremos, tendremos paciencia. Muchas gracias, Guillermo. Te mando un abrazo. Gracias a ti.
Muchas gracias. Gracias, César.
Gracias. Y a ti, estudiante, también muchas gracias por estar ahí. Si has llegado al final de nuestra conversación. Como siempre, te espero en el próximo episodio y te recomiendo El efecto deseado de Guillermo Alonso. Hasta el próximo episodio. Chao, chao.
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