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E136 ¿Podemos hacer turismo sostenible?

Updated: Jul 15, 2024




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Episodio 136: ¿Podemos hacer turismo sostenible?


Hola, estudiante. ¿Cómo va?


El otro día recibí una nota de voz de Simón, un chico francés que está recorriendo España en bici, y parte de sus trayectos los hace mientras escucha este pódcast, así que: ¡un saludo, Simón!


El caso es que me dijo que estaba sorprendido de que en el episodio 131, donde hablaba de diferentes momentos de felicidad mencionara que me gustara viajar en avión. Esto es lo que dije exactamente:


“Cuarto momento de felicidad. Estar en el avión sin Wi-Fi, incomunicados. Las aerolíneas de bajo coste con las que suelo viajar todavía no ofrecen Internet a bordo, y espero, sinceramente que nunca lo hagan. Usar esas dos horas de vuelo para leer o dormir.”


Antes de contarte mi respuesta a este oyente, déjame recordarte que puedes usar la transcripción gratuita del pódcast y las flashcards de vocabulario en www.spanishlanguagecoach.com. Y si es la primera vez que lo escuchas, no te olvides de seguirlo para no perderte ningún episodio.


Vale, continúo con mi historia.


Simón me decía que le sorprendía que yo animará a la gente a usar el avión sabiendo el impacto negativo que tiene para el medio ambiente. Me lo dijo muy educadamente, ¿eh?, sin malos rollos, de buen rollo. Yo le respondí que soy consciente del impacto negativo que tiene, es por eso que siempre intento usar trenes cuando es posible, no tengo coche (tampoco lo necesito), soy vegano, uso ropa de segunda mano, etc… Hago esfuerzos (bueno, en realidad no lo son) para evitar tener un impacto negativo en el planeta, así que cuando vuelo, cuando cojo un avión, no voy a sentirme mal por ello, simplemente me gusta estar en un avión, la verdad, no estoy animando a la gente a usar el avión frente a otros medios de transporte.


Mi filosofía en este tema es el de la moderación. Yo sí creo a la comunidad científica que nos dice desde hace tiempo que tanto las naciones como las personas a nivel individual tenemos que tomar medidas para revertir o moderar el cambio climático. Sé que es un tema controvertido, que existen posiciones extremas que niegan el cambio climático, luego posiciones menos extremas que aceptan que existe, pero no creen en la emergencia climática, y luego personas algo más preocupadas e involucradas por el asunto. Para mí, personalmente sí que es un asunto importante, pero como digo tampoco me parece razonable caer en la eco-ansiedad, y pensar de forma obsesiva el impacto en el medio ambiente de cada una de mis acciones.


Ayer empezó el verano aquí, y si me escuchas desde algún punto del hemisferio norte es muy probable que tú tengas previsto tomar algunos días de descanso durante el verano, irte de vacaciones. Es cada vez mayor el número de personas que piensan en cómo pueden viajar, hacer turismo sostenible, y es precisamente de eso de lo que vamos a hablar.


¿Qué haces tú cuando tienes vacaciones?


Es posible que aproveches algunos días para disfrutar de la ciudad en la que vives, lo que con bastante acierto llaman en inglés “staycation”. No creo que este termino tenga una traducción directa, la verdad. Yo diría “quedarnos aquí en la ciudad”.


Inevitablemente, esos días en los que no trabajas suponen un cambio de rutina, puedes aprovechar para hacer actividades que durante los días laborales no puedes porque te falta tiempo.


Pero en el fondo, estudiante, es probable que aproveches tus vacaciones para un cambio de aires, para viajar.


De hecho, viajar es una de esas cosas que casi todo el mundo responde cuando les preguntas por sus aficiones… ¿Cuáles son tus aficiones?


Me gusta bailar, me gusta viajar.

Me gusta leer, me gusta viajar.

Me gusta cocinar, me gusta viajar.

Me gusta el cine, me gusta viajar.


En fin, que casi da igual quiénes seamos, de dónde seamos o qué nos interese… Muchas personas tenemos en común que nos gusta viajar.


Es más, muchas personas mencionaban viajar entre las cosas que más echaban de menos durante la pandemia (amigos y familia aparte, claro).


Viajar tiene muchas cosas positivas, muchísimas. Y no lo digo yo… piensa en la historia de la humanidad… Viajar siempre ha sido algo fascinante.


Ya en el siglo VIII a.C., nos encontramos La Odisea, un poema escrito por Homero que trata las aventuras de Ulises después de luchar en la guerra de Troya hasta regresar a su patria, Ítaca.


Es más, la fascinación del hombre por viajar ha hecho de la literatura de viajes un género literario en sí mismo. Por cierto, es un género de no ficción aunque los autores se tomen sus licencias.


Imagínate Europa en torno al 1300, en esta época el acceso a la cultura, los medios de comunicación y transporte eran muy básicos y el intercambio de conocimiento en general, más bien, escaso. Bueno, pues entonces Marco Polo escribió (o dictó, mas bien) “El libro de las maravillas del mundo”. Un libro de viajes era una puerta abierta a otras costumbres y otras culturas. Especialmente, cuando solo unos pocos privilegiados tenían la oportunidad de viajar y conocer mundo.


Los autores de la literatura de viajes han continuado viajando y relatando sus experiencias hasta ahora: han descrito a los personajes que se han encontrado por el camino, los lugares que han frecuentado y los choques culturales que han vivido. En sus libros han escrito sobre la ceremonia del té en Londres, la fascinante Alhambra en la ciudad de Granada en España, pasando por Marruecos, Siria, Turquía…


No hay duda de que la literatura de viajes ha ido cambiando con el tiempo, igual que ha cambiado la manera de viajar.


De viajar en barco o a caballo, como Marco Polo, la manera de viajar fue evolucionando y se considera que el turismo moderno nació en un viaje en tren en Inglaterra de la mano de Thomas Cook hace un par de siglos.


Thomas Cook fue el pionero, porque viajar se fue haciendo más común y accesible y, es probable que te sea familiar, que te suene eso de la “democratización del turismo” a la que, sin duda, las compañías aéreas de bajo coste han contribuido.


Ahora, muchas más personas tenemos la oportunidad de viajar, pero ¿esto es realmente positivo?


Pues tiene sus luces y sus sombras.


Porque seamos sinceros, viajar es fascinante, pero tiene sus inconvenientes. Y no. No estoy hablando de vuelos largos, de trámites burocráticos interminables para conseguir un visado o cosas así. Estoy hablando de cosas más serias, de la sostenibilidad. Del medio ambiente.


En los últimos años nos hemos vuelto viajeros más conscientes.


Piensa en ti como viajero o viajera. Cuando viajas…


¿Cambias más de toallas en el hotel que en casa?

¿Te llenas el plato en el bufé del hotel y no te lo puedes terminar y la comida acaba en la basura generando grandes desperdicios de comida?

¿Tomas un avión para trayectos cortos cuando tienes alternativas como el tren?


Es muy probable que con los años te hayas vuelto un viajero más consciente y, es más, durante la pandemia tuvimos tiempo para pensar. Nadie hubiera imaginado que fuera posible hacer ese parón - esa gran parada - en los transportes, en la movilidad internacional y que en pleno siglo XXI nos encontrásemos con unas restricciones tan duras para viajar, pero ahora el turismo internacional está volviendo a niveles prepandémicos y todo apunta a que, en breve, muy pronto, lo va a superar. ¿Tú tenías ganas de volver a viajar después de que tu acceso al mundo se redujera durante meses?


Es muy probable que sí. Y, ¿sabes qué?


Estás en todo tu derecho. De hecho, es interesante que la Organización Mundial de Turismo, que es un organismo que depende de la ONU (Organización de Naciones Unidas), en su convención sobre ética del turismo establece la existencia del Derecho al turismo.


Dice, entre otras cosas, que la posibilidad de acceso directo y personal al descubrimiento y el disfrute de los recursos del planeta constituirá un derecho abierto por igual a todos los habitantes del mundo. También afirma que el derecho al turismo es consecuencia del derecho al descanso y al ocio.


O sea, que es un derecho, sí, pero también somos responsables del tipo de turismo que elegimos. Es imprescindible que el turismo sea sostenible.


¿Qué es el turismo sostenible? Según la Organización Mundial de Turismo el turismo sostenible tiene en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas. El anfitrión es el que recibe a alguien en su casa o en su país.


¿Por qué viajar nos resulta tan atractivo?


Nos gusta viajar porque nos enriquece, nos permite conocer distintos lugares y culturas.


Pero no solo nos enriquece el alma, por ejemplo, en España el sector turístico supone un 13% del producto interior bruto o PIB (el GDP en inglés), o sea, es un sector económico importante. ¡13%!


Para que te hagas una idea, uno de cada 11 puestos de trabajo a nivel mundial está relacionado con el sector turístico. O sea, una barbaridad.


Es de sobra conocido que muchos de esos puestos de trabajo son precarios. Sin ir más lejos, una de las metas u objetivos de la Agenda 2030 consiste en “elaborar y poner en práctica políticas encaminadas a promover un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales”.


Y es que los datos son preocupantes, en algunos casos solo un 5% del dinero de los turistas se queda en las economías locales. ¿Dónde va el 95% restante? Pues se queda en los países emisores, en los turoperadores de países ricos que organizan el viaje.


Tú, turista, o tú, viajero, ¿puedes cambiar a título individual tu modo de consumo cuando viajas para que sea más sostenible y equitativo?


Pues desde luego que podemos hacer algo, está en nuestra mano. Podemos consumir local para que las actividades turísticas sean viables a largo plazo en los destinos y que de esa gran tarta que es la economía turística, una buena parte, se quede en las comunidades locales. Por ejemplo, puedes alojarte en hoteles de gestión local para que el dinero se quede en destino en lugar de alojarte en grandes cadenas.


En algunos casos esto puede ser complicado. Por ejemplo, si visitas República Dominicana lo más probable es que te alojes en un hotel de propiedad española, ya que el 75% de ellos lo son.


Pero los problemas del turismo van más allá de la sostenibilidad económica y de revisar el modelo existente para que sea menos estacional.


Piensa en el entorno. El cambio climático nos afecta a todos. Si el calor te impidiera viajar a tu lugar de vacaciones porque las temperaturas ya no te permitieran disfrutar del destino, si no pudieras esquiar porque no hubiera nieve en las estaciones de esquí o si subiera el nivel del mar y tu playa favorita desapareciera sería un drama. Un drama para el planeta. Pero también un drama a nivel personal para casi ese 10% de trabajadores que dependen del turismo y que se quedan sin medio de vida. La actividad económica relacionada con el sector haría aguas. Hacer aguas quiere decir mostrar síntomas de fracaso o de debilidad.


Por cierto, hablando de esto, justo ayer la NASA compartió el dato de que desde 1993 el nivel del mar se ha incrementado al menos 10 centímetros.


O sea, el turismo debe cuidar los recursos medioambientales para ser más sostenible. Tiene que cuidar su gallina de los huevos de oro y esto lo puede lograr optimizando el uso de los recursos naturales y medioambientales y preservando la diversidad biológica.


Es fundamental hacerlo a nivel global, pero es especialmente urgente en aquellos países que son grandes receptores turísticos: Francia es el primer receptor de turistas a nivel mundial, seguido por España.


¿Cómo se puede hacer esto?


Para empezar, es necesaria la concienciación por parte de los consumidores y proveedores de servicios. Pero de la concienciación debemos pasar a la acción.


En el parón pandémico el sector turístico ha tenido tiempo para analizar el camino que quiere tomar. Parece que muchos viajeros están dispuestos a pagar un poco más si el producto que consumen es más responsable.


El impulso, la promoción, de algunas políticas y la concienciación creciente sobre un mejor uso de los recursos está impulsando al sector turístico español a virar, a moverse, hacia un producto de mayor calidad con un uso más eficiente del agua, residuos y energía.


Algunos hoteles, usan, se abastecen con el 100% de energía renovable, otros reducen el consumo de plástico o el consumo de agua año tras año.


Hablando de agua, te doy un dato curioso: hay una diferencia impactante entre el consumo de agua de la población local española y un turista. Un turista consume aproximadamente el cuádruple, cuatro veces más.


Además del agua, otro de los mayores desafíos para la sostenibilidad del turismo está relacionada con el transporte. Este sector es el mayor responsable de la emisión de los gases de efecto invernadero en España.


¿Cómo podemos ser más eficientes?


Bueno, encontrar una solución 100% satisfactoria es complicado.


Para empezar, si queremos viajar a otro continente es difícil prescindir del avión. Y, sí, las emisiones de aviones son muy contaminantes. Por eso, se está trabajando para desarrollar ecocombustibles neutros en carbono. La idea es que desde ahora al 2050 la mayor parte del carburante provenga de estas fuentes.


Pero, actuar es urgente. Entonces, ¿cómo podemos aliviar esto desde nuestro lado, a nivel individual, desde ya?


No estamos hablando de no viajar. Pero lo cierto es que la elección de destino y de medio de transporte puede hacer que nuestra huella de carbono, el impacto en el ambiente de nuestra actividad, cambie muchísimo.


Tal vez, podríamos hacer menos viajes, pero más largos. Es posible que no sea una buena idea subirse a un avión el fin de semana para hacer una pequeña escapada por ocio una vez al mes desde el punto de vista de sostenibilidad. Serían 24 trayectos anuales.


Además, las estancias más largas en destino pueden repercutir de una manera más beneficiosa en la economía local que dormir solo una noche o un par de noches. Bueno, y desde el punto de vista del alma, no es lo mismo pasar 10 días recorriendo un destino nuevo que 48 horas.


Por cierto, en algunos casos resulta inevitable coger un avión en función del trayecto y de nuestra disponibilidad, pero en otros casos las infraestructuras de algunos países permiten perfectamente viajar en medios más sostenibles dentro del destino.


De hecho, Francia lanzó una ley superinteresante que prohibió realizar vuelos cortos internos cuando hay una alternativa en tren de menos de dos horas y media.


Por cierto, desde mi punto de vista, la red ferroviaria española es muy buena también. Tal vez, quedan por mejorar algunas líneas (como Valencia – Barcelona) pero si viajas a España te recomiendo que antes de comprar vuelos internos dentro de la península consultes las alternativas en tren. Por ponerte un ejemplo, puedes ir del centro de Valencia al centro de Madrid en una hora. En avión se tarda menos, pero tendrías que ir al aeropuerto en las afueras de la ciudad, llegar con antelación al aeropuerto, y todo esto, y al final inviertes muchas más horas.


Una vez en destino puedes moverte en bicicleta, coche eléctrico y si haces turismo urbano es muy probable que haya iniciativas de transporte público no contaminante.


Otro factor que debemos tener en cuenta es la masificación del turismo. En algunas regiones se está empezando a limitar. Destaca una iniciativa gubernamental en las Islas Baleares para eliminar y no reponer las plazas hoteleras de establecimientos que se han quedado obsoletos. O sea, quieren promocionar la calidad de turistas frente a la cantidad.


En algunos lugares es más que comprensible que se controle el número de turistas porque llegan a superar a la población local en determinadas épocas. Seguro que tú te has sentido agobiado caminando por el centro de alguna ciudad que estaba llenísima y en la que era difícil encontrar a los habitantes autóctonos o has ido a un paraje natural y no lo has podido disfrutar como te hubiera gustado por la gran cantidad de visitantes.


Pero claro, la pregunta es: si la parte económica del turismo es fundamental, ¿nos podemos permitir perder turistas? Bueno, si subimos la calidad de los establecimientos y los turistas gastan un poco más sí, pero es necesario mantener el equilibrio y ser razonables. Subir mucho los precios con la excusa de la calidad nos puede conducir a que el turismo solo se lo puedan permitir las elites y eso sería un retroceso.


Entonces, como turistas ¿qué podemos hacer para no contribuir a esa explotación masiva y a que el modelo de turismo sea cada vez más sostenible?


Te doy algunas ideas:


Para empezar puedes informarte sobre la realidad del país que vas a visitar, además, esto te ayudará a conocer cuáles son las trampas para turistas y evitarlas. Incluso puedes decidir visitar algunos destinos menos conocidos y explotados turísticamente.


El tipo de alojamiento, es decir, donde duermes, contribuye a que fomentes un turismo más equitativo. Intenta elegir conscientemente.


Intenta involucrarte en la vida local, hará tu experiencia más rica, esto será más fácil si pasas más tiempo en destino.


Respeta siempre los espacios naturales.


Paga un precio justo por los productos que consumimos. Por ejemplo, no regatees demasiado. Regatear es intentar bajar el precio de un artículo en un mercado local, negociar el precio.


Y para acabar quiero hacerte una buenísima recomendación. Mi compañera Lydia acaba de lanzar su primer pódcast para personas como tú que estudian español, pero también para aquellas a las que les encanta viajar. El nombre del pódcast es Spanish for travellers by Spanish in Tuition (tienes el link en la descripción de este episodio). La idea del pódcast es que a través de personajes y contenidos culturales vayas practicando tu español y descubriendo historias y destinos interesantes.


Estudiante, espero que hayas disfrutado de este episodio, y si te apetece puedes comentar en la web cómo intentas que tus viajes sean un poco más sostenibles.


Recuerda que si quieres apoyar la continuidad del pódcast me ayudas mucho recomendándolo a otras personas o dejando unas estrellas o valoración escrita en la plataforma de pódcast que uses. ¡Mil gracias!


Y ahora sí, me despido de ti hasta el próximo episodio. ¡Un abrazo grande!



Fuentes:











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